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Andrés Iniesta aparece rodeado de cuatro futbolistas uruguayos: Diego Pérez, Cristian Rodríguez y Diego Lugano salen a marcarlo, Gastón Ramírez lo sigue con la mirada. Por supuesto, no pudieron con él: ni robarle la pelota, ni marcarle el ritmo. Y así sucedió a lo largo de 87 de los 90 minutos que España y Uruguay jugaron en el debut de ambas selecciones en la Copa de las Confederaciones. Los últimos tres minutos fueron, como se dice habitualmente, de otro partido.

España dio un concierto de fútbol para derrotar a Uruguay, y el resultado se quedó corto; tanto, que al final cundió la incertidumbre. Pedro Rodríguez, a los 20 minutos, y Roberto Soldado, a los 32, fueron los autores de los goles españoles en una húmeda y calurosa noche en el Arena Pernambuco de la ciudad de Recife. Luis Suárez maquilló el resultado con un golazo de tiro libre a los 87, y por allí amagó revivir el mito de la garra charrúa.

Fue un monólogo español desde el inicio del juego. Una diferencia gigante entre lo hecho por uno y otro equipo. El campeón del mundo monopolizó el control del balón (78 a 22 por ciento sólo en el primer tiempo) sin permitirle a Uruguay hacerse de él, pese al despliegue de recuperadores como Diego Pérez y Walter Gargano. Con sólo dos delanteros, Suárez y Edinson Cavani, con Diego Forlán en el banco, Uruguay parecía más preparado para atajarse el chubasco español que para plantear el partido en condición protagónica.

El primer gol no tardó en llegar. El remate de Pedro rozó en Lugano y descolocó al arquero Muslera. Y Soldado amplió la ventaja con un disparo desde el medio del área, luego de un pase entre líneas.

Para el segundo tiempo, el técnico Oscar Tabárez hizo tres modificaciones, aunque sin poder cambiar el panorama desfavorable que se le presentaba. Alvaro González, Nicolás Lodeiro y Forlán no pudieron hacer demasiado. La superioridad de España no mermó, aunque pareció disminuir el ritmo impuesto en la primera mitad. Uruguay encontró algunos balones y pudo hilvanar algunas jugadas, pero ninguna que inquietara a Casillas, elegido para el arco por el seleccionador Vicente del Bosque en un claro gesto de apoyo a su capitán.

Los uruguayos vieron pasar a Iniesta, Soldado, Jordi Alba desde que, a los 10 minutos, un balón rematado por Cesc Fábregas se estrelló contra el poste izquierdo de Muslera. Recién a los 68 minutos pudo salir Uruguay del encierro cuando Suárez logró forzar un corner.

La única jugada de peligro para Casillas fue faltando un cuarto de hora para terminar el encuentro, cuando un tiro libre de Cristian Rodríguez fue a la cabeza de Cavani, que no pudo conectar con la fuerza y precisión necesarias y Casillas controló sin problemas.

Al final, a España lo apretó la angustia que suele llegar cuando los goles se merecen, pero no se convierten: tras el gol de Suárez, Uruguay se acercó con un centro que Cavani no llegó a conectar frente al arco español. Si esa pelota entraba, la injusticia habría tomado la noche de Recife.

España jugó con Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Piqué, Jordi Alba; Busquets, Xavi (Javi Martínez), Iniesta, Fábregas (Cazorla); Pedro (Juan Mata), Soldado. Uruguay lo hizo con Muslera; Maxi Pereira, Lugano, Godín, Cáceres; Pérez (Forlán), Gargano (Lodeiro), Ramírez (González), Rodríguez; Cavani, Suárez.