FúTBOL › DANIEL ANGELICI SIENTE DEBILIDAD POR EL EQUIPO DE PERGAMINO
En la AFA aseguran que el interés es legal, pero roza los límites de la ética. El auspicio del presidente boquense al cuadro de la B Nacional y su voluntad de cederle jugadores no es, sin embargo, tan desprendido como parece...
› Por Gustavo Veiga
El presidente de Boca, Daniel Angelici, tiene una debilidad futbolera. Se llama Douglas Haig de Pergamino, el club que juega en la B Nacional. Por un acuerdo cuyos detalles se desconocen, le cede futbolistas de las divisiones inferiores boquenses y uno de sus bingos es el principal sponsor del plantel que conduce Reinaldo Merlo. Ninguna norma estatutaria se lo impide, aunque una fuente del área jurídica de la AFA consultada por Líbero señaló: “Esto no pasa por la ley, pasa por la ética. Si los dos equipos jugaran en la misma categoría, no podría hacerse”. Son estrechos los lazos del dirigente con la ciudad más importante del norte bonaerense. Su esposa es de allí: cuando viaja, se aloja en la casa familiar del barrio privado Las Marías y mantiene en sociedad con otro empresario de los juegos de azar, Daniel Mautone, la principal sala de juegos local que puede albergar hasta ocho mil personas y cuenta con 450 empleados.
La llegada de Angelici a la presidencia de Boca permitió hacer el convenio con el club de Pergamino. En ese marco, para la próxima temporada, Douglas Haig ya pidió ocho refuerzos entre los que se encuentran algunos jugadores que debutaron en Primera: Sebastián D’Angelo, Sebastián Palacios, Cristian Alvarez, Enzo Ruiz y Esteban Orfano. El primer adelantado de este intercambio fue el defensor David Achucarro, quien jugó la temporada 2012–2013 en el equipo que auspicia el bingo del máximo directivo boquense.
En Pergamino es un secreto bien guardado cuánto dinero pagan Angelici y Mautone por hacer publicidad en la camiseta rojinegra del crédito local. Pero todo indica que sería una respetable porción del presupuesto futbolístico que, para la temporada 2013-2014, ascenderá a 1.200.000 pesos. El Bingo Imperial del dirigente es el principal sponsor, pero no el único. También acompañan a Douglas Haig la muestra del campo AgroActiva y la concesionaria de automotores local Montanari que es, además, sponsor oficial del Turismo Carretera y auspicia al piloto Diego Aventín, hijo de Oscar, el presidente de la ACTC.
En la temporada anterior, cuando se contrató a Mostaza Merlo para zafar del descenso, los ingresos para sostener el fútbol eran de 800 mil pesos. Logrado el objetivo, ahora los honorarios del técnico se duplicarían: de 120 mil pesos pasarían a 250 mil. Su contrato se extiende hasta el 13 de febrero del año próximo y quedó muy lejos de lo que ganaba Darío Tempesta, el entrenador anterior: unos 50 mil.
No siempre vivió esta bonanza Douglas Haig. En 2009, cuando el club disputaba el torneo Argentino B, el bingo le restó su apoyo y el equipo tuvo que apelar a la empresa Elece SA, de materiales eléctricos, que lo reemplazó. En ese momento, Angelici –quien era el único dueño de World Games, la sociedad de sus salas de juego– ni siquiera era mencionado como candidato a presidente de Boca. Estaba más ocupado en atender los incipientes conflictos que sobrevendrían en sus empresas tiempo después.
En 2011, los trabajadores nucleados en el gremio Aleara protestaron frente a sus bingos de Pergamino y Ramallo por prácticas antisindicales y por pagar salarios muy bajos (a 2010 había otorgado un 18 por ciento de aumento contra un 35 que dieron otros bingos). Además lo acusaban de perseguir desde la Cámara Argentina de Salas de Bingos y Anexos (Casba) a los empleados más combativos, haciendo valer sus influencias en otras empresas del ramo para que no los tomaran si eran despedidos. Con un agravante: lo denunciaron por mandar a espiar en su propia sede a la conducción de Aleara. “Lo que pasó con nuestro sindicato fue eso, espionaje”, dijo por entonces Guillermo Fassione, su secretario gremial, a este periodista. Angelici siempre negó estas imputaciones. Retrucó que sus críticos las ponían en los medios para hacerse prensa.
Tan hábil como Rojitas para desmarcarse, el presidente de Boca se corrió formalmente del directorio de los bingos de Pergamino y Ramallo en 2012. Ese paso al costado no equivale a que dejó de tener participación en ellos, aunque su socio, Mautone, difunde en su página oficial que posee el control absoluto de ambos.
No coincide con esta información el diputado bonaerense de la Coalición Cívica, Walter Martello, quien presentó su libro No va más a comienzos de junio pasado, una investigación sobre el juego en la provincia de Buenos Aires. El legislador afirmó: “Para poder convertirse en la máxima autoridad del club Boca Juniors, Angelici se sustentó en la fortuna que amasó como empresario del juego, siendo actualmente el responsable de los bingos de Pergamino y Ramallo, aunque en los papeles figura que el año pasado renunció a los cargos que ocupaba como presidente en los directorios de ambas empresas”.
La sala de juego que apoya a Douglas Haig genera 100 millones de pesos por año. Para Martello, “se está ante una encrucijada en la que, al igual que algunas organizaciones que se nutren del dinero mal habido del narcotráfico, el contrabando y la trata de personas, el juego está financiando descaradamente a sectores de la política, y ya cuenta con funcionarios y legisladores propios”. Puede deducirse que un club de fútbol como el de Pergamino, en este caso, sería un emprendimiento inocuo para Angelici, un empresario radical que conduce su propia línea interna dentro del PRO de Mauricio Macri y en la que varios legisladores porteños le responden; Martín Ocampo es el principal.
“Es mi segunda ciudad, tengo una casa y vengo bastante seguido. Me gusta y tengo muchísimos amigos”, declaró el presidente boquense una vez, marcando su sentido de pertenencia con Pergamino. Su esposa es hincha de Douglas Haig. En el club se recuerda que asistió a un partido clave como local con la camiseta rojinegra puesta. Angelici también se hizo ver en la cancha más de una vez, como cuando confesó por la local Radio Estación que apoyaba y alentaba en la ciudad “al equipo que uno tiene en el corazón”.
Por eso recibió a una comitiva del club bonaerense encabezada por su presidente, el abogado Javier Martínez, al poco tiempo de asumir en Boca, en su despacho de la Bombonera. También visitó la sede social de su debilidad futbolera como devolución de gentilezas. Pero ahora el club de Pergamino no puede ilusionarse demasiado con los refuerzos que le pidió a su hincha más famoso para la próxima temporada. El diario local La Opinión informó el jueves pasado que “no fueron del todo buenas las conclusiones que sacaron los directivos de Douglas Haig, luego de su visita a Boca Juniors y River Plate. El xeneize les ofreció una lista de jugadores entre los que no se encontraba ninguno de los futbolistas pretendidos por el rojinegro...”.
Estos convenios entre los clubes quedan sujetos a la voluntad de las partes y no se registran en la AFA. Por lo general, una institución de Primera cede futbolistas a una del Ascenso y, a cambio, toma la opción de compra sobre algún crack que pueda surgir de los semilleros de la B Nacional o la Primera B, lo que no es tan frecuente. Pero además, y por si acaso, con esta operatoria conserva los pases de los juveniles que presta y no los desvaloriza tanto porque tendrán más posibilidades de jugar en una categoría inferior. Por eso no es tan desprendido Angelici, más allá de la voluntad que expresa y la simpatía que dice profesarle a Douglas Haig.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux