FúTBOL › LE GANO 2-0 CON GOLES DE GONZALEZ Y CAVENAGHI
River no lo dejó respirar a Central
El líder del Clausura ejerció una supremacía abrumadora sobre el rival y, jugando acaso su mejor partido del torneo, conquistó su décimo triunfo consecutivo. Luis González en el primer período y Fernando Cavenaghi en el segundo rubricaron en la red la excelente actuación del equipo de Núñez. Central lo sufrió, pero era para gozarlo.
Por Alejo Diz
Desde Rosario
Tal cual como progresan sus números, evoluciona su juego. Y para quienes dudaban de su personalidad, River entregó en Rosario quizá su mejor actuación en el campeonato. Con el aplomo de quien se siente candidato firme al campeonato, el equipo de Núñez se deshizo de uno de los equipos sospechados a seguirlo hasta las últimas consecuencias del certamen con la naturalidad que muestra su fútbol. Este River entiende de juego colectivo y no tropieza en la animosidad que podía significar confiar en el individualismo de algunas de sus figuras. El visitante le hizo dos goles hermosos a Central para hacer reflejar en el marcador todas las ventajas que sacó en los aspectos cualitativos.
La racha de diez encuentros consecutivos –entre intervenciones internacionales y obligaciones domésticas– con victorias que trajo River hasta el Gigante estimularon el ingenio de quienes dan razones con números. Así se destacaba la tendencia goleadora del equipo en los últimos 45 minutos de juego.
Y como si le molestara esa crítica, River marcó un gol en cada tiempo y generó más situaciones en el primero que en el segundo. El equipo marcó una supremacía abrumadora sobre el rival. Tanto, que el primer suspiro de alivio se registró a los 41 minutos, cuando Figueroa sacó un cabezazo alto con Buljubasich como envidiable testigo ocular.
Previamente, los dirigidos por Pellegrini dieron rienda suelta de un juego colectivo que tenía a D’Alessandro como guía, Lucho González aportando su talento con exquisito oportunismo, Fuertes haciendo honor el concepto de juego solidario más amplio y Cavenaghi inquieto en sumarse al diálogo con la pelota en cualquier lugar de la cancha.
De esta manera, Central se mostró como si estuviera privado de voluntad. Porque Delgado y Figueroa quedaron sin conexión y así la estructura general se quebró en dos. El monólogo de River aturdió a los canallas y hasta les impidió mostrar instinto reaccionario.
River demoró en llegar al gol. Porque a los 15 minutos ya había generado tres opciones que carecieron de resolución por falta de puntería y el banderín del asistente. El equipo no buscó con desesperación. Por el contrario, prefirió construir el gol pase a pase. Hasta que llegó la puntada final: recuperó Coudet por derecha, centro de Cavenaghi, la baja de cabeza Fuertes y define a la corrida Luis González frente a la mirada de Gaona.
Nada cambió las generales del juego. Central siguió siendo rehén de la voluntad del rival y River siguió buscando llegar al gol bajo la complicidad de la mayor cantidad de jugadores posibles. Y en el complemento el equipo del chileno regaló otra joyita: pared entre Cavenaghi y Coudet y gol del nueve millonario el definir de zurda, y cruzado, ingresando por el costado derecha del área canalla.
Faltaban casi 35 minutos y Pellegrini ya pensaba en lo que vendrá para su equipo. Russo, en cambio, hacía números para explicar la caída y ver la situación de su equipo en el promedio. Se fue expulsado Ameli y nadie lo advirtió. Porque River pasó por Rosario y jugó muy buen fútbol. Central lo sufrió. Pero era para gozar.