Hay una especie de triple match point para que la Selección Argentina de fútbol consiga la clasificación para el Mundial de Brasil: contra Paraguay (con el que juega mañana a las 22.40 en Asunción); contra Perú, en Buenos Aires; y ante Uruguay, en Montevideo. El panorama es hasta aquí bastante desahogado pero, para que se entienda más claro, conviene repasar cómo quedó el puntaje de cada uno después de la fecha disputada el último viernes, en la que el equipo de Sabella tuvo fecha libre.

Como se sabe, se clasifican cuatro y el quinto disputará un repechaje. Paraguay, con medio cuerpo dentro del horno, sólo puede aspirar a un repechaje, para lo cual deberá ganar los tres partidos que le faltan (Argentina, Venezuela y Colombia) y esperar una variada combinación de resultados. Vale decir, a modo de anticipo del encuentro de mañana, que se van a jugar todo y van a entregar hasta lo que no tienen para conseguir el triunfo que les mantenga viva la ilusión, ya que el empate no les serviría de nada. Una igualdad es, en cambio, un buen resultado para los argentinos, que en la próxima fecha se enfrentarán como locales ante Perú, prácticamente eliminado.

Por supuesto, el entrenador del conjunto nacional, su cuerpo técnico y sus asesores manejan todos estos datos. Y también son conscientes de que la clasificación es posible, aun después de perder los tres encuentros venideros. Se puede hacer toda clase de especulaciones, aunque es de esperar que su mayor preocupación pase por otro lado: manejar alternativas para el equipo que hasta ahora sale de memoria.

Las variantes obligadas por lesiones y suspensiones (no pueden jugar Fernández, Garay, Rojo, Mascherano e Higuaín) darían chances de ver a Campagnaro y Coloccini como centrales, a Basanta como lateral sobre la derecha, a Biglia en el medio y a Rodrigo Palacio adelante. Pero tampoco se debe descartar la posibilidad (no sería lo aconsejable) de que Palacio no juegue y se refuerce el mediocampo.

Hay un equipo base que en teoría se presentará en el Mundial: Romero; Zavaleta, Fernández, Garay; Gago, Mascherano, Di María, Messi, Agüero e Higuaín. Un esquema audaz, ofensivo, que tiene más relación con el material de que se dispone que con las ideas futbolísticas de algunos integrantes del cuerpo técnico. Messi es insustituible y no será fácil sacar de la formación a Gago, Di María, Agüero o Higuaín para meter más marca. Del medio para arriba, el poder de fuego es tremendo porque son jugadores de gran categoría que brillan en sus respectivos clubes. Detrás de ellos, en lista de espera aparecen Palacio, Lavezzi; y no están, pero podrían tener una chance más, Pastore, Tevez y Scocco.

Del medio hacia atrás el panorama no es tan claro y se necesita encontrar alternativas para el cuarteto que se eligió hace un tiempo. Habrá que ver cómo responden los lungos que jugarán mañana en Asunción. No es mucho lo que encuentra el entrenador cuando revisa en el fútbol nacional (y en el internacional) en la búsqueda de nombres que peleen los puestos de atrás. El DT no tiene en sus planes probar a Mascherano de central por una cuestión de altura, pero sí lo puede meter entre los centrales en caso de incendio.

En los encuentros que quedan de las Eliminatorias habrá que obtener antes que nada la clasificación; una vez logrado el objetivo en los partidos que falten –y en todos los que deberán programarse de aquí al Mundial–, habrá que ratificar un equipo, buscar suplentes para cada uno y confirmar la idea de que hay que aprovechar el potencial ofensivo sin arrugues de último momento. Argentina no tiene la obligación de salir campeón, como proponen los presionadores de siempre, pero sí de presentar lo mejor.