Lun 09.09.2013
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FúTBOL › EL LOCAL FUE DE MENOR A MAYOR EN EL MONUMENTAL Y TERMINó VENCIENDO POR 3-0 A TIGRE

En el GPS de River apareció la ruta del gol

El equipo de Ramón Díaz no había hecho una buena primera parte, pero en el complementario se animó a más y con dos goles de Lanzini (la figura) y otro de Gio Simeone, consiguió una clara victoria que, aunque aún debe mejorar, invita a los hinchas a ilusionarse.

› Por Daniel Guiñazú

Cuando su GPS ofensivo seguía llevándolo a ninguna parte, de repente River encontró la ruta del gol. Con tanta contundencia que en sólo 19 minutos, los primeros del segundo tiempo, marcó la misma cantidad de goles (tres) que había señalado en sus siete partidos anteriores del semestre (5 del torneo Inicial y 2 de la Copa Sudamericana). Es cierto que Tigre le ejerció una oposición ínfima. Pero vale igual el 3-0 de anoche. Dos fechas atrás, Colón le ganó claramente, apostando a casi lo mismo que el equipo de Victoria fue a hacer al estadio Monumental: esperar bien agrupado en su propio campo, con dos líneas de cuatro por detrás de la pelota para tratar de salir rápido de contraataque. Eso sí: los santafesinos lo hicieron mucho mejor, más eficazmente.

Después de una etapa inicial en la que River calcó la misma híbrida actuación que tuvo ante Colón (mucha posesión del balón, escasa profundidad, mucho avance, poco ataque), el partido giró 180 grados antes de que se cumpliera el primer minuto del segundo tiempo. El debutante Joaquín Arzura perdió una pelota en la mitad de la cancha, Manuel Lanzini encaró con el arco de Javier García clavado en el entrecejo y, sin que ningún defensor tigrense se atreviera a salirle al cruce, llegó hasta el área en una corrida electrizante y definió con remate suave de derecha. En ese mismo instante casi que se acabó el misterio. Tigre nunca dio el volantazo que necesitaba para reformular su tímida estrategia y se apagó sin dar pelea. Y a River, entonces, la noche le quedó servida para reencontrarse con el gol y el fútbol, extraviados hasta aquí.

No desaprovechó la oportunidad el equipo de Ramón Díaz. Tenía que rematar el resultado para quedar a salvo de cualquier eventualidad desagradable. Y lo hizo con una potente ráfaga de dos minutos: a los 17, Giovanni Simeone, con un derechazo alto aplicado en posición adelantada, y a los 19, otra vez Lanzini tras una media vuelta de Federico Andrada, que García no retuvo, decoraron el marcador y abrieron las puertas a un festejo clamoroso en el que la multitud millonaria empezó a palpitar el Superclásico ante Boca, que habrá de jugarse recién dentro de cuatro fechas.

Más allá de la noticia de su explosión goleadora, ¿mejoró el fútbol de River tras la clasificación a puro pico y pala ante San Lorenzo por la Sudamericana? Ramón Díaz empezó con el esquema que acaso más le gusta. Puso un 3-4-1-2 con Mercado, Maidana y Alvarez Balanta en el fondo (el colombiano se contracturó y Bottinelli lo reemplazó en el arranque del segundo tiempo). Ponzio y Rojas como doble cinco, Vangioni abierto sobre la izquierda, Lanzini como media punta y Andrada y Simeone, dos chicos rápidos, arriba. En la primera etapa, la idea funcionó más o menos bien hasta el borde del área grande. Se movió la pelota con prolijidad y paciencia. Pero faltó poder filtrar un pase claro y profundo en los últimos 25 metros de la cancha. Por eso, después de un comienzo movedizo y ágil, River se fue consumiendo en su propia impotencia, mientras en las tribunas empezaban a arder los fuegos de la impaciencia popular.

Para tranquilidad de todos, el gol de Lanzini llegó rápido y modificó los humores de la gente. En esos 20 minutos explosivos, con la velocidad de sus tres jóvenes delanteros (que pareció supersónica en comparación con la pesadez de los movimientos de Fabbro, Mora y Teo Gutiérrez, los titulares hasta ahora), River despertó ilusiones de que su futuro necesariamente será mejor, en el campeonato y la Sudamericana. Pero no convendría celebrar por anticipado: Ramón Díaz dijo, en la conferencia de prensa posterior al 3-0, que no siempre su equipo jugará así. Realismo puro y duro de quien se definió como el Mourinho argentino.


Estadio: River.

Arbitro: Pablo Díaz.

Goles: 46 m y 64 m Lanzini (R), 62 m Simeone (R).

Cambios: 45 m Bottinelli (6) por Balanta (R), 57 m Ellacopoulos por Pintos (T), 61 m Godoy por Cosaro (T), 66 m Mora por Simeone (R), 68 m Ferreyra por Vangioni (R) y 74 m Janson por Araujo (T).

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