Lunes, 14 de octubre de 2013 | Hoy
FúTBOL › MUCHOS FUEGOS ARTIFICIALES EN LA NOCHE, POCO FúTBOL EN EL CAMPO DE JUEGO
El empate de Central sobre el final estuvo plenamente justificado. El partido estuvo interrumpido para celebrar la victoria de una semana atrás en el Superclásico, pero el equipo de Bianchi no logró ganar su tercer partido consecutivo.
Por Adrián De Benedictis
Una decisión suele influir en el ánimo de un equipo. Y la que tomó ayer el técnico de Boca, Carlos Bianchi, terminó cortando el envión anímico que traía el plantel luego del Superclásico ganado en el estadio Monumental. Con el ingreso de Federico Bravo por Juan Manuel Martínez, el local se refugió en su campo y no pudo evitar que los rosarinos igualaran en el final. En el medio de todo eso se jugó un encuentro marcado por la felicidad que significa superar al máximo rival, pero también por el fastidio de ver que dejó escapar una buena chance de quedar más cerca de los líderes.
Cuando se jugaban 15 minutos del segundo tiempo, Bianchi decidió que el juvenil Bravo ocupara el lugar del ex Vélez, y en ese instante el dominio pasó a ser de los visitantes, quienes controlaban la pelota y se lanzaron en busca del empate. A partir de ahí, Boca apenas pudo hilvanar un contraataque que terminó con un remate de Sánchez Miño, donde la pelota se fue al lado del palo. El equipo había perdido velocidad y sorpresa por los laterales, el lugar que suele explotar con criterio el propio Martínez.
Si bien Central no tenía tanto orden, sí mostró profundidad, insistió y finalmente pudo llegar al empate final a través de Abreu, quien definió con un toque de derecha y la pelota ingresó luego de desviarse en Zárate, que descolocó al arquero. Pero antes de ello, los rosarinos habían estrellado dos pelotas en los palos, por intermedio de Luna y Niell, que hicieron llenar de incertidumbre a todo el estadio.
De la misma manera que Bianchi influyó con aquella modificación, Miguel Russo también tuvo que ver en el desarrollo con los ingresos de Niell y Abreu, pero sobre todo cuando mandó a la cancha a Becker. Los dos delanteros fueron más incisivos que Luna y Medina, y el chico Becker fue importante en el manejo de la pelota y en la precisión en las habilitaciones.
El partido tuvo una interrupción por el exceso en los festejos de los hinchas de Boca, que le recordaron el triunfo a River con pirotecnia, disfraces de fantasmas con la letra “B” y todo tipo de cantos alusivos, de la misma forma que sucedió en el torneo pasado cuando el conjunto de Ramón Díaz visitó la Bombonera. Ese intervalo hacía suponer que beneficiaría al local, por las urgencias que estaba pasando; pero Central no perdió el rumbo, mantuvo sus intenciones utilizando el ancho de la cancha y consiguió el gol que merecía.
La alegría por el tanto de Gigliotti a los 12 minutos de la etapa inicial, con una gran definición al lado del palo derecho luego de recibir la pelota de Sánchez Miño, y el delirio que significó quedarse con la victoria en la fecha anterior, fueron opacados por ese gol del uruguayo que no sólo le rompió una racha de cuatro encuentros sin recibir tantos sino que lo privó de poder encadenar una serie de tres triunfos consecutivos y la oportunidad de posicionarse como candidato de respeto.
Estadio: Boca.
Arbitro: Diego Ceballos.
Goles: 12m Gigliotti (B); 89m Abreu (C).
Cambios: 60m Bravo (5) por Martínez (B), 61m Niell por Medina (C), 70m Abreu por Luna (C), 77m Becker por Carrizo (C), 82m Escalante por Méndez (B), 90m Blandi por Gigliotti (B).
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