FúTBOL › DIáLOGO CON ADOLFO RES, IMPULSOR DE LA LEY DE RESTITUCIóN HISTóRICA
El último viernes se cumplió un año de la aprobación en la Legislatura de la Ley de Restitución Histórica. Mientras la compra de metros cuadrados avanza satisfactoriamente, el autor y militante del proyecto repasa el arduo camino recorrido.
› Por Facundo Martínez
Adolfo Res tiene 52 años, es historiador autodidacta, especializado en la Argentina y Latinoamérica, y tiene escritos cuatro libros sobre la historia de San Lorenzo, pero los hinchas del club de Boedo lo conocen por su trabajo al frente de la Subcomisión del Hincha (SCH), desde donde defiende a rajatabla la cultura y los derechos humanos, y desde donde impulsó junto con otros apasionados sanlorencistas el proyecto de ley para la restitución histórica del predio de avenida La Plata. En este diálogo con Líbero, Res cuenta la odisea para lograr que su proyecto –“el único presentado por un vecino que prosperó en la Legislatura”– recibiera el apoyo de más de 100 mil hinchas, de los cuales 13 mil ya compraron metros cuadradados para donárselos al club.
–La dictadura obligó a San Lorenzo a vender su predio de avenida La Plata. ¿Por eso la restitución histórica es un asunto de memoria y justicia?
–Está claro que todo lo que estamos haciendo no se hubiera hecho en otro contexto histórico. Con la llegada de Néstor Kirchner, cambia la ecuación. Acá entra a jugar la memoria, por supuesto.
–¿La vuelta a Boedo es una cuestión de militancia?
–Sí, somos militantes de una causa. El proyecto arrancó en 1998, cuando con mi hermano (Diego Martín Resnik) comenzamos a dar charlas en el desaparecido café Dante sobre la historia de San Lorenzo. Hablábamos de la pérdida de la identidad y del sentido de pertenencia de San Lorenzo y del Viejo Gasómetro, que había sido un emblema del culto popular. Y en 2004 hicimos nuestro primer acto público. Había unas 800 personas y por primera vez pedimos una “reparación histórica”, porque la dictadura, a través del brigadier Cacciatore, más allá de las malas dirigencias que tuvo el club, coaccionó a San Lorenzo para vender y para que, además, le donara 4501 metros cuadrados que están en Mármol y Salcedo. En 2007 recuperamos ese predio donde ahora se está construyendo un polideportivo.
–¿Cuáles son los pasos para concretar la vuelta?
–Lo primero es la recuperación de la cultura en el barrio, un barrio que históricamente fue rebelde y contestatario. Por eso refundamos la biblioteca, donde los chicos del barrio reciben apoyo escolar, y la bautizamos Osvaldo Soriano. Después, durante el gobierno de Aníbal Ibarra, conseguimos el padrinazgo de estos 4501 metros y comenzamos a organizar espectáculos de tango, de folklore, de rock, recuperamos los carnavales, realizamos certámenes literarios; es decir, recuperamos la cultura y la calle, y pusimos a San Lorenzo en su lugar de pertenencia.
–El proyecto recién se pudo presentar en 2010, ¿acompañó la dirigencia?
–Durante la gestión de Fernando Miele todavía no estaba claro; éramos apenas dos loquitos. Con Rafael Savino nos fue muy mal, creo que por mezquindad política. En 2010, nosotros nos presentamos a elecciones con una lista propia; ganó Carlos Abdo, que después de ver y hablar en el acto en el que juntamos 20 mil personas, se decidió a apoyarnos.
–¿Y cuánto influyó finalmente el poder mediático de Marcelo Tinelli?
–En la primera etapa, Tinelli no creía en nada de esto. Cuando se sumó, fue clave para sumar los votos del PRO que se nos negaban. Cuando asumió, se acercó a hablar y le dijimos que lo necesitábamos para hacer el gol. Y el día de la votación del fideicomiso, el 16 de octubre de 2012, teníamos a Showmatch adentro de la Legislatura y a todos los medios cubriendo el tema. Una vez que logramos que nos votaran el plan de pago y que conseguimos demostrar que a la Ciudad no le iba a costar nada, ahí tuvimos la llave para destrabar todo.
–¿Antes de eso debieron trabajar con los legisladores por los votos?
–Fuimos golpeando puerta por puerta, hasta que dimos con Laura García Tuñón y Claudio Lozano, que es hincha de San Lorenzo. Independientemente de que ellos nos hicieron el favor del siglo, nosotros empezamos otro camino: el de poner a la gente en la calle. Nuestro proyecto era con la gente, de abajo arriba. Ningún empresario se iba a poner al frente de esta causa. Y fuimos progresando hasta la gran convocatoria de más de 100 mil hinchas en Plaza de Mayo. Ahora, en 2011, se suma un verdadero guerrero, que es Eduardo Epszteyn, a quien llegamos por recomendación de Zaffaroni (Raúl, ministro de la Corte Suprema); lo fuimos a ver y le mostramos un video que habíamos hecho y que estaba dedicado a Ricardito Zucker, que había militado con él. A los dos días nos llamó para sumarse. El fue un gran motor para el proyecto dentro de la Legislatura.
–¿Y con el PRO cómo les va?
–En el PRO no nos atendía ni un barrendero, nadie. Pero cuando vieron la manifestación multitudinaria, ahí comenzaron a escucharnos. Jorge Garallalde nos dice que nos apoyan. Sin embargo, en la votación de comisión, los legisladores del PRO se abstienen. Era la orden de arriba. Ahí jugaron bien Delia Bisutti, de Nuevo Encuentro, el Canca Gullo y el Cuervo Larroque, pero el que jugó siempre bien fue Epszteyn. En dos años habíamos logrado aglutinar a toda la oposición al macrismo. Y hemos conseguido votos de maneras insólitas. Una vez llevé un grabador a la Legislatura y les puse el tango “Adiós al Gasómetro”, en el que para nosotros está la demostración de la estafa de la dictadura. El tango dice: “Se abrirán las calles / se harán muchas casas”.
–Y en lugar de viviendas se construyó un Carrefour... Justamente, ¿cómo fue el paso de llamar a un boicot a la convivencia con esa firma?
–Es cierto, alguna vez dije que las góndolas estaban manchadas con sangre y llamé a que los hinchas no compraran más en ese supermercado. Hoy somos amigos porque hubo acuerdo. Carrefour nos había subestimado. Éramos tres tipos con una carpetita y ellos veían que la cosa no iba a prosperar. Pero finalmente prosperó y eso hizo que nos escucharan. Ellos van a construir ahora un local dentro del predio, a un costado. Cuando esté listo y funcionando, nosotros estaremos en condiciones de empezar a construir el estadio. Nos imaginamos una película tipo el Muro de Berlín, con los hinchas, pico y pala en mano, derrumbando los muros que durante 30 años le quitaron a una generación y media la posibilidad de estar en el lugar donde estuvieron sus padres y sus abuelos. Por eso digo que la Ley de Restitución Histórica la tenemos que cuidar entre todos. La historia de San Lorenzo está llena de traiciones y tenemos que cuidarnos de eso. Hasta que no saquemos de mitad de cancha, no vamos a terminar de creer. La vuelta a Boedo es nuestra causa. Confiamos en nuestros dirigentes, pero tenemos los ojos abiertos.
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