Dos de los clubes más tradicionales del fútbol brasileño, Fluminense (campeón en 2012) y Vasco da Gama, quedaron condenados ayer a jugar la próxima temporada en la segunda división, en una jornada que quedará marcada por los violentos incidentes entre los hinchas de Vasco y Atlético Paranaense, que dejaron al menos tres heridos de gravedad.

Con el Cruzeiro coronado campeón brasileño con cuatro jornadas de anticipación, lo que más acaparaba la atención en la última fecha era la definición de los dos clubes que acompañarían a Náutico y Ponte Preta a la segunda división el próximo año.

Fluminense, el campeón reinante, quedó condenado al descenso pese a la victoria 2-1 en la cancha del Bahía debido a que dependía de otros resultados, y el Coritiba ganó 1-0 en su visita al San Pablo. De esa manera, uno de los cuatro grandes de Río de Janeiro se despidió de la categoría, con su goleador Fred –titular en la selección de Luiz Felipe Scolari– en las tribunas.

Más humillante aún fue lo de Vasco da Gama, que cayó 5-1 en Joinville ante Atlético Paranaense y sus hinchas provocaron un escándalo al enfrentarse con los de su adversario en pleno partido. La falta de seguridad privada y la lenta reacción policial permitieron que las dos barras se cruzaran en una batalla campal en las tribunas. Como consecuencia del enfrentamiento, cuando Paranaense se imponía 1-0, el juego estuvo demorado casi una hora. En ese lapso, los jugadores de ambos equipos lloraban en el campo de juego, que además se había convertido en improvisado helipuerto para poder socorrer a los heridos. De acuerdo con lo informado por los medios brasileños, tres heridos graves, uno de ellos en coma, fue el saldo de la batalla. A pesar de la gravedad de los hechos, el partido prosiguió y Vasco arribó al empate parcial. Sin embargo, no le alcanzaba, ya que necesitaba ganar. Y en esa búsqueda, Paranaense aprovechó para golearlo.