Lunes, 10 de marzo de 2014 | Hoy
FúTBOL › UN PENAL QUE SóLO VIO LUNATI LE PERMITIó VENCER A ARSENAL EN EL MONUMENTAL
No fue falta de Caraglio a Vangioni, ni siquiera el encuentro fue dentro del área. Pero el controvertido árbitro dio la pena máxima, que Cavenaghi convirtió en el único tanto del partido. Con el triunfo, queda a tres puntos de la vanguardia.
Por Juan José Panno
River tiene muchos problemas para llegar al gol. Le cuesta generar situaciones de peligro (como en el partido de ayer contra Arsenal o como contra Tigre en la semana) y, cuando las provoca (como contra San Lorenzo), no las concreta. En las siete primeras fechas del campeonato, el equipo de Ramón hizo seis goles, lo que da, como queda claro, un promedio inferior a un gol por partido. Ayer, a los 15 minutos del segundo tiempo, cuando la hinchada de Sportivo Murmullo se preparaba para hacerse escuchar, apareció en escena Pablo Lunati para dar una gigantesca mano en la quimera del gol. El árbitro cobró foul en una supuesta infracción de Caraglio a Vangioni y, lo que es peor, la cobró dentro del área, a pesar de que había sido claramente afuera. De lejos dicen que se ve más claro, canta Serrat, y Lunati le hizo el coro: a la distancia cobró penal. Acertó Cavenaghi, River aguantó hasta el final la embestida de su adversario y el Monumental terminó envuelto en un ruidoso festejo porque ya se sabe cómo aturden las mentes los triunfos.
¿Mereció ganar? Y sí, tuvo voluntad de ir al frente cuando el marcador estaba cero a cero y no cuando no le quedaba otro remedio, y con eso solo marcó una primera e importante distancia con su rival.
Arsenal, como River, como la casi totalidad de los equipos que juegan este torneo (no hay uno solo que alcance los dos goles de promedio) también tiene problemas para mandar la pelotita dentro de los arcos contrarios. Hace apenas tres días, contra Quilmes, manejó el terreno en 80 de los 90 minutos, marcó un record mundial de centros al área rival, pero terminó perdiendo 2-0. El equipo de Alfaro se siente más cómodo defendiendo, doblando las marcas, raspando, fastidiando al rival, sacándolo de quicio con demoras y exageraciones en las faltas recibidas y esperando el momento para un contrataataque afortunado. Con lo que produjo y, más que eso, con lo que evitó que River generara, el cuadro de Sarandí se fue al descanso contando con felicidad los porotos: cero a cero en el resultado, igual cantidad de jugadas netas de gol que su rival, buenas perspectivas para que el segundo tiempo siguiera sobre la misma línea.
En el primer período se jugó todo en cámara lenta. El aburrido traslado de Rojas y Lanzini, el aislamiento de Teo y Cavenaghi, se complementaba con las exasperantes demoras de los jugadores de Arsenal y la pasividad de Lunati que les dejaba hacer de todo.
Ramón Díaz no hizo cambios antes de la reanudación; en todo caso debe haber gastado parte de los 15 minutos del entretiempo para pedirles a sus jugadores que apretaran un poco el acelerador, que no se repitieran en la salida de los tres del fondo, una y otra vez, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, antes de hacer llegar la pelota hasta la mitad de la cancha. Vale la intención de salir jugando sin tirar pelotazos, pero pierde valor cuando se repite hasta el cansancio la misma acción.
River empezaba a insinuar alguna mejoría cuando Lunati aclaró definitivamente el panorama con el penal. Uno a cero. Suficiente para calmarse si se sabe de los grandes problemas que tiene el rival para cambiar su libreto. El equipo programado para el cero tuvo que ir al frente y encontró, además de sus propias limitaciones, un equipo rival que se abroquelaba en el fondo, reventaba la pelota si resultaba conveniente y se respaldaba en un arquero que ayer sí, mostró mucha seguridad. Y abiertos los espacios, River tuvo además la posibilidad de aplicar el tiro de gracia, pero no supo hacerlo. Hubiese sido bueno para que no se terminara quedando Lunati en el centro de la escena.
Estadio: River.
Arbitro: Pablo Lunati.
Gol: 61 m, Cavenaghi (R), de penal.
Cambios: 63 m, Furch por Sperdutti (A) y Zuculini por Montero (A); 75 m, Villalva por Cavenaghi (R); 88 m, Soria por Sánchez (A); 89 m, Ferreyra por Lanzini (R).
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