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“No pienso en el campeonato. Para salir campeón hay que tener un auto ganador, y yo no lo tengo por ahora.” Así reflexionaba, desanimado, Agustín Canapino, el sábado, cuando ni siquiera el sexto puesto de la clasificación le arrancaba dos sonrisas seguidas, porque aun en esa colocación sólo era el quinto mejor Chevrolet del Turismo Carretera. Siete abandonos consecutivos habían agotado las reservas psicológicas del piloto de Arrecifes.

¿Y entonces? ¿Cómo se explica su triunfo? Sencillo. 1) La lluvia que pintó de humedad la mañana dominguera emparejó el panorama. Ya no era necesario tener un auto rápido para ganar; en la clasificación, se giró a más de 180 km/h; en los momentos más embromados de la mañana, durante la serie, ese promedio cayó casi 40 km/h. 2) La tercera serie, en la que corría Canapino, fue la más veloz de las tres porque la cortina de agua fue menos densa que en las dos anteriores: Pernía, el dueño de la pole, ganó su parcial aun después de un trompo fenomenal a causa de las condiciones climáticas. 3) Esa misma lluvia obligó a alterar la puesta a punto de los coches y el Ford de Mariano Werner (el dueño de la mayor cuota de mala fortuna desde que arrancó el 2014) acabó con una trocha delantera excedida en ¡seis milímetros! lo dispuesto por el reglamento, todo a raíz de las medidas de las gomas para lluvia, que son distintas a las habituales. “Trabajamos para tener el mejor auto para piso húmedo y se nos escapó la trocha. Si hubiéramos ganado la serie, habría sido beneficioso porque largar adelante con el piso así siempre es bueno”, apuntó el entrerriano, que fue recargado, entregándole en bandeja la victoria en la serie más veloz al piloto de Chevrolet.

Así, Canapino, que no tenía auto ganador, largó en punta bajo la lluvia, en fila india, sin que hubiera kamikaze alguno que se atreviera a forzar una maniobra para despojarlo de la vanguardia. Las constantes neutralizaciones, motivadas por las situaciones extrañas que se generan con el piso inundado (más que mojado), terminaron de colaborar con el arrecifeño, que rompió su racha negativa de la mejor manera.

“El potencial del auto era impresionante, lográbamos sacar diferencia”, analizó Canapino tras la carrera: había corrido durante casi una hora a menos de 160 km/h de promedio. “Fue mucho tiempo sufriendo muchos problemas y acá estamos, la vida es así. Ganar después de siete abandonos consecutivos es una cosa increíble.” Pilotos que habían sido más veloces que él durante el sábado, como Ledesma, Rossi o Alaux, perdieron con la lluvia.

Está claro que la carrera no debió largarse a la hora prevista: la lluvia era tremenda y sólo la fortuna impidió que entre tantos incidentes, despistes y trompos, sucediera algo grave, como estuvo a punto de ocurrir cuando los autos dibujaban firuletes en plena recta principal. Sobre el final la pista se secó lo suficiente como para imaginar que un retraso de media hora habría permitido la realización de una carrera normal. “No se veía bien para adelante y tenía que cuidarme mucho, pero cuando se empezó a secar, comencé a atacar y, sobre el final, me quedó un auto muy de lluvia en un piso que no estaba tan mojado”, reconoció Werner.

Ganó Canapino, van tres seguidas para Chevrolet. Y el reglamento no se toca...

La Carrera

TC. 3ª fecha,

Junín.

25 vueltas, 105 km.

Pos. Piloto	Auto	Tiempos
1º Canapino	Chevrolet	50m21s736
2º Pernía	Chevrolet	a 0s769
3º Werner	Ford	a 1s383
3º Silva	Ford	a 2s549
5º Ortelli	Chevrolet	a 2s954
6º Okulovich	Torino	a 3s764

Promedio del ganador: 125,093 km/h

Record de vuelta: Pernía en la 20ª, 1m35s553, a 158,237 km/h

Ganadores de series: Pernía; Ledesma (Chevrolet); Canapino.

Campeonato: Silva, 109,5 puntos; Pernía, 109; Ortelli, 96; Castellano, 92, Rossi, 87,5; Ardusso, 87.

Próxima carrera: 30 de marzo en Concordia.