FúTBOL › MESSI
El rosarino no pudo lograr su máximo anhelo: la Copa del Mundo. Pero pudo quebrar dos marcas goleadoras históricas en el Barcelona español.
› Por Juan José Panno
La decisión de premiar a Lionel Messi como el mejor jugador del Mundial de Brasil no hubiera generado ninguna polémica si la pelota que le cruzó al alemán Neuer en la final en vez de salir al ladito del palo izquierdo se hubiera metido en el arco. Cuestión de centímetros; 20 o 30, nada más. Si se hubiera concretado ese gol, seguramente, Argentina se consagraba campeón de la mano de su ídolo, y con eso se estrechaba cualquier margen de discusión. No hubo gol y en consecuencia no hubo título, pero su figura ejerce tanto magnetismo que se lo premió por algunas jugadas deslumbrantes que había producido en la primera parte del campeonato. Claro que ni al mismísimo Messi le interesó demasiado que le otorgaran aquel galardón, porque lo que más le importaba era la obtención del título, un dato de la realidad que no debe pasar inadvertido, porque el muchacho resignó el protagonismo personal por el interés colectivo de un equipo que apostó más a rodearlo al arquero Sergio Romero que a girar en torno de él.
Messi tal vez no fue el mejor futbolista del Mundial, pero no debía estar abajo del podio. Del mismo modo que ahora está en el lugar indicado en esta confrontación por el Balón de Oro, con Cristiano Ronaldo y el arquero alemán Neuer.
Si lo distinguen una vez más con el Balón de Oro (sería el quinto, después de los obtenidos en 2009, 2010, 2011 y 2012) volverá a levantarse polvareda, como ocurrió en el Mundial, porque se dirá que en el 2014 Messi no consiguió ningún título ni con el Barcelona ni con la Selección, a diferencia de los otros dos que pueden exhibir conquistas nacionales e internacionales. Sin embargo, hay algunos datos que pueden pesar en su favor a la hora de la elección: convirtió 50 goles en el torneo español y se anotó con más de 20 asistencias.
Además, metió ocho con la Selección nacional (cuatro en amistosos y cuatro en la Copa del Mundo: una contra Bosnia, uno contra Irán y dos contra Nigeria) y tuvo una participación decisiva en el pase a Di María del partido contra Suiza, además de marcar en la definición por penales en la semi contra Holanda. Este año logró quebrar el record histórico de Telmo Zarra, de goles convertidos por un jugador de equipos españoles en competencias oficiales. También este año rompió otro record importante: el que ostentaba el madridista Raúl en goles convertidos en la Champions League. Messi hizo más goles que Raúl, con 53 partidos menos. Notable.
En un año que para él había comenzado mal por las lesiones que padecía, y que termina envuelto en las discusiones con el técnico del Barcelona, no debería dejarse de lado lo importante: que su juego sigue siendo deslumbrante; que su capacidad goleadora está intacta; que sigue siendo el mejor jugador del mundo, pelota de oro más o menos.
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