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Mientras Rafael Di Zeo hacía su rentrée al frente del sector de La Doce que se impuso en la interna –aliado con su anterior enemigo, Mauro Martín–, los funcionarios bonaerenses de la Seguridad rezaban el sábado a la noche para que no se produjeran graves incidentes en un año electoral. Es que los partidos amistosos del verano se juegan desde siempre en Mar del Plata, la ciudad turística más famosa del país y la que más exposición mediática tiene en estos meses. Desde allí dialogó el secretario de Deportes bonaerense, Alejandro Rodríguez, con Líbero.

–¿Cuál es su visión de las negociaciones con los líderes de las barras para evitar más muertes, como la reunión a la que Daniel Angelici habría enviado un emisario para hablar con Di Zeo, Martín y Debaux?

–Mi visión es que con estos tipos no se pueden realizar pactos, es como legitimarlos: lo peor que podemos hacer. Significaría darles el estatuto de que existen. No se me ocurriría hacer un pacto con ellos porque, además, lo rompen a los dos minutos.

–¿Cuál es la función que cumple usted como responsable de la Secretaría de Deportes, que tiene a su cargo a la Aprevide (Agencia de Prevención de la Violencia en Espectáculos Deportivos)?

–Yo me limito a armar el operativo de seguridad de los partidos de la mejor manera posible. En el caso de Boca-Racing en Mar del Plata, lo hicimos con un sistema de postas a lo largo de los 400 kilómetros que tiene el viaje por la Ruta 2.

–Está claro que confía en el proyecto de ley que impulsó la secretaría en 2014. ¿Cree que una nueva norma puede terminar o ayudar a terminar con el problema de la violencia en el fútbol?

–Hasta que no se produzca una modificación de ese tipo en el Código Penal, todos los demás serán paliativos: el sistema AFA Plus, el derecho de admisión, todos. Cuando estos individuos caen presos, deben quedar presos. Desde abril de 2014 que el proyecto duerme en la Comisión de Legislación penal del Congreso. Si se aprobara, y se metiera presos a unos cuantos, se va a desalentar la conformación de estas facciones. Fíjese un ejemplo: en el asesinato de los dos hinchas de San Telmo que cometió un sector de la barra de Dock Sud, se detuvieron a 19 personas, pero sólo la que apretó el gatillo quedó presa.

–Usted depende políticamente del gobernador Daniel Scioli. ¿Cuál es su postura sobre el tema?

–En lo personal, y en lo institucional, puedo decirle que coincidimos con él: no hay que hacer pactos con las barras bravas.

–¿Cómo trabaja sobre la violencia en el fútbol con el ministro de Seguridad, Alejandro Granados?

–Me consulta permanentemente.

–¿Está de acuerdo con que el público visitante pueda volver a los estadios este año?

–La vuelta del público visitante debe sustentarse en la incorporación de más agentes policiales, como los nuevos que ya están y los 12 mil que habrá a partir de junio. Aun así no le recomendaría al gobernador que se autorice el regreso de los visitantes hasta que se apruebe la ley que le hemos presentado al Congreso. Defiendo el proyecto porque hicimos legislación comparada con otros países, estudiamos a fondo el tema, algo había que hacer. ¿Dígame cuántos barrabravas están presos por asociación ilícita? Hay que descabezar a estos grupos.

–¿Qué responsabilidad les atribuye a los dirigentes del fútbol en el problema?

–Algunos, no todos; como algunos políticos, no todos, contribuyeron a que se creara este Frankenstein. A un dirigente no puede ponérsele un policía las 24 horas de custodia, ni pedirle que blinde su auto o que ande con chaleco antibalas. Se tiene que hacer cargo el Estado del problema.