En el clásico de Rosario pasan cosas únicas. Ya no se trata de desmenuzar anécdotas ridículas o conductas risueñas de hinchas. El tema es lo que pasa en la cancha, lo que le pasa a Rosario Central cuando juega con Newell’s y viceversa. Hay que remontarse dos años atrás, cuando el Canaya volvió a Primera y recibió al reciente campeón. Desde entonces a la fecha (es decir ayer), pasa siempre lo mismo. Rosario Central le gana a Newell’s en partidos que no resisten mayores excusas. Ayer, por caso, el Canaya sumó su cuarta victoria consecutiva ante su mejor rival, segunda consecutiva en el Parque Independencia, arrastrando a Newell’s a su mínima expresión. El gol lo hizo Marco Ruben, pero en todo el juego los dirigidos por Eduardo Coudet superaron al plantel de Lucas Bernardi.

Nunca antes en la historia los hinchas de Rosario Central habían sido testigos de un liderazgo tan pronunciado en los clásicos. La situación excede a la pizarra de un técnico: el problema de Newell’s, por sobre todo, es emocional, lo obnubilado la presión, lo oprime la angustia, se comporta como un paciente depresivo y pesimista cuando llega la hora del clásico.

En general, el partido fue de muchas pelotas interrumpidas, nunca uno de los equipos logró llegar al área rival sumando tres pases. Pero la primera diferencia era que Central podía tener la pelota y lo hacía, marcando supremacía, ante un Newell’s con volantes incapaces de dar pases a sus compañeros.

Ya a los pocos minutos de juego, y cuando aún no había pasado nada, había un diagnóstico claro: el Canaya estaba haciendo lo que se propuso, la Lepra acudía a la infracción para cortar el dominio visitante.

En pelotas detenidas lo tuvo Alvarez con una volea en el área chica que Ustari desvió al corner y Donatti con un derechazo alto al recibir un despeje de un tiro de esquina. Antes, lo perdió Aguirre con zurdazo a la tribuna al recibir un rechazo corto de Ustari. Newell’s no respondía a ningún estímulo, ni de sus hinchas, ni de Bernardi. El local llegó al arco rival sólo con un tiro libre de Scocco que atajó Caranta y otro tiro de esquina del goleador leproso que se estrelló en el travesaño.

Rosario Central tenía angustiado a Newell’s. La Lepra ni siquiera abrió los ojos cuando Pitana no cobró un evidente penal de Casco a Domínguez por patada a la cintura. No había goles, pero el final era anunciado.

El segundo tiempo Newell’s logró hacer el partido algo más parejo en el mediocampo con el ingreso de Mancini. Aunque lejos estaba el equipo de Bernardi de asumir el protagonismo que amerita un clásico de local. Por el contrario, nada hizo la Lepra para evitar lo obvio: que Rosario Central se pusiera en ventaja. Y llegó, en la pelota menos esperada, con un balón picando en el mediocampo que Domínguez lanzó sorpresivamente a Ruben, el goleador se sacó cómodamente la marca de Fernández y definió de zurda, al palo más lejano, con un Ustari que caminaba por el área menor.

Newell’s ni siquiera tuvo rabia para sobreponerse al peor escenario. Tal fue la superioridad del rival, que la Lepra no generó ninguna posibilidad de empatar el partido. Porque la única de la tarde fue en el último minuto, cuando Caranta se resbaló al sacar de abajo y Maxi Rodríguez definió por arriba del arquero, pero la pelota pegó en el palo. La suerte hizo justicia y preservó al Canaya de un triunfo más ante el clásico rival.

Estadio: Newell`s.

Arbitro: Néstor Pitana.

Gol: 68m Ruben (C).

Cambios: 46m Mancini por Mateo (N) y Niell por Aguirre (C), 60m Figueroa por Tévez (N), 74m Tonso por D.Rodríguez (N), 81m Fernández por Delgado (C), 90m González por Cervi (C).