Un hincha del Barcelona de Uzbekistán sin entrada ni reserva de hotel ni pasaje de vuelta viajó varios miles de kilómetros para ver mañana en directo la Supercopa de Europa, mientras un georgiano trasnochó durante tres días para conseguir un asiento. Estas son sólo algunas de las locuras a las que están dispuestos los hinchas en la ex Unión Soviética, que no quieren esperar hasta el Mundial de Rusia 2018 para ver a los mejores jugadores del planeta.

Los fanáticos azulgranas de esa zona del mundo tienen pocas opciones de asistir a un partido de sus ídolos, por lo que la Supercopa en Tiflis se ha convertido en una oportunidad inmejorable de ver al campeón de Europa y a su gran estrella, Lionel Messi.

El uzbeko Dzhajanguir Keldéev no pudo obtener una de las miles de entradas puestas a la venta en internet, pero eso no le arredró a la hora de subirse a un avión en Tashkent con destino a Tiflis con escala en Moscú. Con un modesto sueldo de constructor, este hombre de 36 años se gastó 850 euros y aún le falta conseguir un hotel en la capital georgiana y reservar el pasaje de vuelta. Pero eso le preocupa poco, ya que lo que único que le interesa es comprar una entrada, aunque no puede pagar más de 200 dólares, ya que su ajustado presupuesto no se lo permite.

La UEFA repartió 24.000 entradas entre los aficionados georgianos, mientras el resto fueron puestas a la venta en internet, con la excepción de los 2.700 que recibieron los hinchas de ambos equipos finalistas: Barcelona y Sevilla.

Messi y Javier Mascherano estarán mañana, pero no Neymar, que sufre de paperas. Según los servicios médicos del club, Neymar estará unos 15 días de baja, por lo que podría perderse también la primera jornada de la Liga española, en la que el Barcelona se medirá al Athletic Bilbao el domingo 23 de agosto. Su reemplazante sería el extremo Pedro Rodríguez.

El georgiano Zaur no tuvo que recorrer miles de kilómetros, ya que es oriundo de Tiflis, aunque conseguir una entrada le costó muchísimo. “Tuve que hacer cola durante tres días y tres noches frente al estadio, pero valió la pena. Es una vez en la vida que uno puede ver a dos grandes equipos españoles”, dice ufano.

Ataviado con una camiseta del Barcelona y apoyado en una barandilla frente al estadio del Dinamo de Tiflis, admite que es un “tipo con suerte”, ya que sólo pagó 18 laris (10 dólares) por la entrada. “Iré con mis amigos. Me gustaría haber traído a mis hijos, pero mi sueldo no me lo permite”, reconoció a la agencia Efe. “Me gustan tanto el Barcelona como el Real Madrid. ¿Por qué tengo que elegir?”, dice.