FúTBOL › A EXCEPCIóN DE INDEPENDIENTE, LOS GRANDES APUNTARáN A LA COPA
A pesar de algunas piernas mucho más fuertes que lo necesario y de la histeria de algunos protagonistas, los partidos en la costa y en la montaña no pasaron de ser un banco de pruebas televisado, con resultados que condicionan.
› Por Daniel Guiñazú
De los cinco grandes que protagonizaron el verano futbolero en Mar del Plata y Mendoza, River y Racing fueron los únicos que pudieron salvar la ropa sin tantas arrugas. Sin jugar nunca demasiado bien y con dos goles de penal, River le ganó a Boca los dos superclásicos del mes. Y Racing con los titulares, goleó 4-2 a Boca, con los suplentes le ganó 3-1 el clásico a Independiente y por estas horas, viaja a México donde el miércoles enfrentará a Puebla por la primera fase de la Copa Libertadores. Después, ni Boca, que perdió cuatro de los cuatro partidos que jugó, ni Independiente, que ganó uno de los triangulares pero que cayó ante el lado B de Racing, ni San Lorenzo, que perdió con Huracán y River, perfilaron un comienzo de año prometedor e interesante.
Más allá de algunas piernas puestas mucho más fuertes que lo necesario y de la histeria de algunos protagonistas, los torneos de verano siguen siendo lo que siempre fueron. Poco más que un banco de pruebas televisado de cara a lo que verdaderamente importa a esta altura del almanaque: la Copa y el campeonato que arrancará este viernes. Por eso, hay que tomar con pinzas todo lo que sucedido durante este mes y darles a estos partidos la justa importancia que tienen, ni más ni menos. Quizá pocos se acuerden de ellos cuando en horas apenas, la pelota empiece a rodar por los puntos.
De todos modos, algunas conclusiones pueden intentarse. Porque mientras Rodolfo Arruabarrena y Marcelo Gallardo siguen al frente de Boca y de River, Racing y San Lorenzo tienen nuevos cuerpos técnicos: salieron Diego Cocca y Edgardo Bauza, llegaron Facundo Sava y Pablo Guede y los dos están en proceso de ensayo y error en procura de su identidad de juego. E Independiente, sin el desgaste de la Copa por delante, con un plantel ancho y con la llegada inminente de Germán Denis para potenciar la delantera, parece, a priori, uno de los grandes candidatos a dar batalla por el título de campeón del torneo de transición.
El Rojo tiene un calendario despejado, con no más de un partido por semana. Y eso presupone una ventaja grande por encima de Boca, River, San Lorenzo (y Racing y Huracán si se clasifican a la fase de grupos), que tendrán encima el inevitable ajetreo copero y que se decantarán sin dudas por el torneo continental si tienen la suerte de avanzar a los octavos de final. La idea de los dirigentes, los jugadores y los técnicos siempre será la de apostar por los dos frentes. Pero las lecciones de la historia reciente y no tanto demuestran que eso es imposible para cualquiera. Y mucho más lo será este año.
Todo se estará definiendo al mismo tiempo. El Torneo de Transición será brevísimo y explosivo. Se resolverá en apenas cuatro meses y 16 fechas con una final entre los ganadores de las dos zonas prevista para el domingo 29 de mayo. Por su parte, la fase de grupos de la Copa finalizará el 20 de abril y durante mayo habrán de jugarse los octavos y los cuartos de final, tras lo cual habrá un parate para permitir la disputa de la Copa América Centenario, del 3 al 26 de junio en los Estados Unidos. A su término, proseguirá jugándose la Libertadores, cuyas finales se realizarán el 20 y el 27 de julio.
Ante este panorama, los equipos coperos se han reforzado fuerte para afrontar la doble competencia. Quedó dicho: la apuesta mayor será la Copa. Pero tampoco deberían descuidar demasiado el campeonato local, que volverá a ser el objetivo consuelo si llegaran a quedar eliminados del torneo continental. Cuatro o cinco derrotas pueden dejarlos pronto con la nada entre las manos.
Además, a diferencia del certamen largo del año pasado, la brevedad del desarrollo del torneo de transición renueva las chances de los clubes chicos o de menor poderío económico. Un buen arranque o una racha afortunada puede poner a varios de ellos en la lucha por el título o al menos en la clasificación para la Libertadores 2016 (entrarán también los segundos de cada grupo).
Ha quedado cerrado, entonces, un nuevo verano futbolero. Y acaso sea el último: los grandes no quieren seguir jugando bajo estas condiciones económicas y pretenden de la empresa Torneos una mejoría sustancial de los contratos para volver en 2017 a Mar del Plata y Mendoza. Los 150.000 dólares que cobran por partido resultan insignificantes y las ofertas para hacer la pretemporada en otros horizontes (México, EE.UU., el Lejano Oriente), cada vez más concretas y tentadoras. Algunos creen que habrá acuerdo al final. Pero son muchos más los que piensan que con este formato y con estas pagas, el negocio del fútbol de verano que Alberto J. Armando inventó en 1968 no tiene futuro. Es cosa del pasado.
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