El torneo de Primera División ha llegado a la mitad de su breve y explosivo recorrido. Tan explosivo que nueve técnicos ya han quedado al costado del camino, a razón de más de uno por fecha. Esa ha sido (y es muy posible que siga siendo) una de las notas salientes de la competencia. La otra es el dominio claro de los equipos chicos por encima de los grandes: sólo Independiente (7) y Racing (8) figuran entre los diez que más puntos han sumado en las ocho jornadas que se llevan disputadas.

Con las posiciones actuales, Central (primero en el grupo 1 con 17 puntos) y Lanús (líder en el grupo 2 con 19) estarían jugando la gran final por el título, el 29 de mayo y, en paralelo, conseguirían la clasificación para la Copa Libertadores de 2017. Un acto de estricta justicia si se tiene en cuenta que los equipos de Eduardo Coudet y de Jorge Almirón han sido hasta aquí los más eficientes y los que mejor fútbol han puesto sobre las canchas. Y, sobre todo, un mérito enorme para Central que viene afrontando hasta ahora con éxito, la trituradora exigencia de apostar a los dos frentes.

Pero no es esta la mayor prueba de la superioridad. También los cinco grandes se estarían quedando al margen de la porfía por una tercera plaza en el torneo continental, que hoy estarían disputando Godoy Cruz (segundo de la zona 1 con el mismo puntaje que Central pero con menor diferencia de gol, ocho contra siete) y Estudiantes (que ocupa el mismo puesto en la 2 a tres unidades de Lanús). Con lo cual, es perfectamente factible un escenario que no le simpatiza al negocio del fútbol: que ninguno de los cinco grandes juegue el año próximo la Libertadores. Salvo que alguno de ellos gane la Copa Argentina. O que el próximo campeón de la Copa sea un equipo de nuestro país en cuyo caso se abrirá una plaza adicional para el mejor de los terceros de cada zona.

Sólo Independiente parece habilitado para meter las narices en la definición que sucederá dentro de ocho fines de semana. El Rojo de Avellaneda está tercero en el grupo 1 con 14 puntos, a tres de Central y de Godoy Cruz. Pero antes tendrá que imponerse a su irregularidad que no le ha permitido aprovechar la ventaja que le lleva a los otros grandes: no debe sobrellevar el desgaste de la doble competencia.

En el otro grupo, Racing está algo más lejos (5 con 14 puntos, a cinco de Lanús). Pero debe afrontar un calendario copero exigente con dos partidos de local ante Deportivo Cali y Boca, y un viaje a la altura de La Paz para enfrentar a Bolívar. Algo favorece a la Academia: de los cuatro equipos que tiene por delante en el torneo, deberá vérselas con dos: Huracán (13ª fecha de visitante) y Estudiantes (14ª fecha de local). Independiente en cambio, ya jugó con Central (perdió 0-2 en Avellaneda), y Godoy Cruz (igualó 1-1 en Mendoza).

San Lorenzo y River en el grupo 1 y Boca en el 2, mantienen sus posibilidades numéricas. Quedan 24 puntos por jugar y están cinco (San Lorenzo) y ocho puntos (River y Boca) de la punta. Pero la tendencia no los beneficia: deberían decaer mucho los líderes y, en simultáneo, repuntar mucho los tres como para dar el zarpazo y llegar con chances a las últimas fechas. Además, la Copa los obsesiona y allí harán la apuesta esencial buscando la clasificación para los octavos de final. San Lorenzo tiene muy complicada la tarea, logró apenas tres puntos de 12 posibles y si el próximo 12 de abril no le gana a Toluca en México quedará eliminado. Si eso sucede, quizás tenga tiempo para intentar un embalaje final que al menos lo deposite en los dos primeros lugares de su grupo en el torneo.

A River y Boca tampoco les sobra paño en la Copa. Pero están algo mejor que San Lorenzo y mientras tengan posibilidades, concentrarán allí todas sus energías, aún a riesgo de descuidar la competencia local y quedarse fuera de la Copa de 2017. En cambio, Huracán hará lo contrario: volcará todos sus esfuerzos en el torneo (donde puede alcanzar la punta del grupo 2 si hoy derrota a Argentinos en La Paternal) y dará menor prioridad a la Copa, donde todavía puede clasificarse como segundo en el grupo 4.

River, Boca, San Lorenzo y Racing no han podido zafar de la maratón de partidos cada tres o cuatro días, ni de la alta rotación que los técnicos han debido darles a sus equipos. Era previsible que sea así y el precio pagado ha sido alto: les quedan muy pocas chances de asomar la cabeza en el torneo local. Dejaron el terreno libre. Y con Central y Lanús al frente, los equipos chicos están a un paso de quedarse con todo.