Lun 21.11.2005
libero

CONTRATAPA

El pibe que era 1324º del mundo

David Nalbandian sueña con ganar un Grand Slam en el 2006 y acercarse a Roger Federer en el ranking. Un sueño posible para el chico que, siete años atrás, vencía al suizo en la final juvenil del US Open y arrancaba una carrera que le depararía apenas cuatro títulos, pero muchas más satisfacciones.

David Nalbandian tiene todas las armas que necesita el tenista moderno para consagrarse. Ha demostrado que puede rendir en todas las superficies, tanto en el polvo de ladrillo tan caro a los jugadores argentinos, como en el césped (Wimbledon 2002 o los cuartos de final ante Australia en julio) o la superficie rápida como la de Shanghai.
Posee un saque mejorable, pero altamente efectivo, con variantes. Una derecha poderosa que duele más cuando sale cruzada. El revés experimenta una notable mejoría y los passing son jugados con precisión envidiable, como puede atestiguar Roger Federer. Y, por supuesto, una mentalidad que lo sostiene en situaciones límite, como la que experimentó ayer al perder los dos primeros sets.
Forma parte de una generación que pudo competir en el aspecto internacional gracias a la convertibilidad. Como un niño prodigio de 16 años, ganó el Abierto de EE.UU. de 1998 en la categoría individual junior. ¿A quién derrotó en la final? Nada menos que a un tenista suizo llamado Roger Federer... Comenzó luego a dar los primeros pasos en el circuito de Futures para finalizar la temporada en el puesto 1324º.
En 1999 continuó su éxito como junior y fue finalista en Roland Garros: lo derrotó un tal Guillermo Coria. También fue semifinalista en Wimbledon, pero fue descalificado por no llegar a tiempo al torneo por un error: se quedó consultando los e-mails en la computadora... Pero se resarció ganando el título de dobles, en pareja con Coria en el All England Tennis Club. Ganó su primer título de Futures en Italia, y finalizó la temporada en el puesto 532º.
El 2000 fue el año del debut en el profesionalismo. Llegó a la semifinal en los torneos de Belo Horizonte y el Challenger de Buenos Aires. Llevó a Jim Courier, ex número 1 del mundo, a disputar tres sets muy igualados en su debut en el ATP Tour. Finalizó el año en el puesto 245º.
Así que en el 2001 comenzó con fuerza en dos torneos llegando a los cuartos en Bogotá y Viña del Mar. En el verano arribó a las semifinales en Umag y Sopot, y alcanzó su primera final ATP en Palermo. Semejante esfuerzo tuvo su premio: pegó un salto de casi 200 puestos en el ranking, pasando al puesto 47º.
El primer éxito como profesional llegó a los 20 años, en el 2002, cuando ganó el torneo de Estoril (Portugal) con victorias ante los españoles Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyá. Pero su gran momento ocurrió cuando, como cabeza de serie Nº 28 en Wimbledon, superó todas las expectativas al alcanzar la final para perder ante el australiano Lleyton Hewitt. También llegó a los cuartos de final en Montreal y luego ganó el torneo de Basilea. El final de la temporada lo encontró en el 12º puesto.
Empezó el 2003 con otra victoria ante Federer y alcanzando así los cuartos de final en el Abierto de Australia. Durante la primavera obtuvo sólidos resultados llegando a la semifinal en Hamburgo, pero perdió en los octavos de Wimbledon tras sufrir un duro revés en Roland Garros. Tuvo una racha brillante a finales del verano sobre cemento, con final en Montreal, cuartos en Cincinnati y la semifinal en el Abierto de los Estados Unidos después de vencer a Federer y Philippoussis. Pero algunas lesiones en la muñeca y abdominales le obligaron a borrarse de varios torneos en el otoño, pero regresó y llegó a la final en Basilea que lo condujo a clasificarse para jugar su primer Masters. Terminó la temporada como top-ten en el octavo puesto.
El 2004 arrancó en gran forma, en Australia, ganando el Kooyong Invitational y llegó a cuartos de final en el Abierto de Australia sin perder un solo set, cuando se enfrentó con Roger Federer. Una lesión en el tobillo provocó que sólo pudiera jugar un partido entre los torneos de Melbourne y Montecarlo a finales de abril. Tuvo una gran temporada en las canchas de polvo de ladrillo europeas y llegó a semifinales en Roland Garros, a la final en Roma y a cuartos en Barcelona. Una lesión en un músculo abdominal le obligó a tomar otro prolongado descanso de la gira. No asistió a Wimbledon y su aparición en los abiertos de Canadá y EstadosUnidos fue breve. Después de un mal año, su suerte cambió a finales de año: cuartos de final en Pekín y en Viena, seguido de dos magníficas apariciones en el Masters Series de Madrid, donde alcanzó la final, y en Basilea. Siempre top-ten, cayó al 9º lugar.
Así llegó al 2005: tras un comienzo esperanzador con cuartos de final del Abierto de Australia, ganó el título en Munich al superar al rumano Andrei Pavel en la final. Cuartos en Wimbledon y en el Abierto de Estados Unidos, además de Pekín, Viena, y las semifinales en Madrid y Basilea le llevaron al 12º puesto del mundo. Pero unas vacaciones en la Patagonia fueron sorpresivamente interrumpidas por un llamado telefónico para jugar un torneo más, en una cancha hiperrápida... Y de premio por el esfuerzo se llevará a su casa de Unquillo 1,4 millón de dólares, (probablemente) un Mercedes CLK convertible, el quinto lugar del ranking mundial –la mejor posición de su campaña– y el orgullo de ser el mejor tenista de la Argentina.

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