En vísperas del Mundial, la industria editorial inicia su progresivamente más y más ambicioso bombardeo de productos que mezclan el fútbol, la reflexión y la literatura, algunos con claro afán mercantilista y otros movidos tanto por la pasión como por la oportunidad. Uno de estos últimos, traspasado por una honestidad que se respira a medida que corren las páginas, es Por amor a la camiseta (Historias de la Selección y los Mundiales), de Cristian Grosso, perteneciente a la colección Pasión Celeste y Blanca que dirige Ezequiel Fernández Moores, de flamante aparición. Porque Grosso, egresado de la escuela DeporTEA, no hace un aprovechamiento mediático de la encrucijada de la Selección Argentina ni tampoco se reduce a un obvio cliché de repaso cronológico; lo que el joven periodista –uno de los que mayor acceso ha tenido a la intimidad del representativo argentino en la última década– hace es tallar a rasgo fino una radiografía sociológica de lo que significa la Selección para el futbolista argentino, lo que traduce el libro en una útil herramienta para entender lo que vaya a suceder con el equipo de José Pekerman en la próxima Copa del Mundo.

Dice precisamente Pekerman a pedido de Grosso: “Me produce un inmenso orgullo cuando desde el exterior se preguntan cuáles son las razones de este amor por la camiseta. Así como en tantas otras cosas estamos golpeados, porque aspiramos a un país mejor y pretendemos disfrutar de un crecimiento que hace tiempo se demora, que al menos desde la Selección se genere esa sensación de ser envidiados es algo reconfortante”. Y uno termina envidiando también esa prosa elegante, estructurada sobre la base de profusos testimonios que hablan tanto de su amor por la camiseta como de su pasión por el trabajo periodístico, con la que el autor pincela un cuadro de situación futbolero tan provocativo que genera en el lector un cosquilleo floreciente que invita a rogar que el Mundial empiece mañana mismo.