En síntesis tan oportuna como lapidaria, los compañeros de deportes de Página/12 de anteayer sábado titulaban “Grondona habla en ruso”. Es que no otra cosa sino un contradictorio galimatías resumió el saldo de la convocatoria del presidente de la AFA y sus socios Máximo Decaro y Guillermo Tofoni, en representación de los emprendimientos –uno no se anima, por lo menos, por ahora a escribir “empresas”– Renova y World Eleven, en relación con las condiciones del convenio firmado respecto del futuro de la Selección Argentina en cuanto a partidos no oficiales. O, por lo menos, uno supone que de esto se trata. Y la cuestión de fondo pasa por el criterio de selección de los futbolistas que actuarán en esos partidos. A los veintitrés que fueron al Mundial de Alemania, se agregan siete jugadores para completar una lista de treinta de los cuales el 70 por ciento –esto es veintiuno– deberán ser convocados para cada amistoso. Los encomillados que siguen son todos “Grondona dixit”. “No hay ninguna imposición de estas empresas. A los jugadores los elige el técnico.” Como diría Juan Carlos Blumberg: “¿Me entiende?”. No, por lo menos quien esto escribe, no entiende. ¿Usted, lector? “Si el técnico tiene que jugar con un equipo de prueba o del medio local, desde ningún punto de vista se lo impide el contrato firmado por Renova.” ¿Qué es un “equipo de prueba o del medio local”? ¿Qué es? “Ahora cuando son partidos de selección A como podríamos decir, puede estar la posibilidad de que estén los jugadores nominados, pero nada más.” ¿Qué es una selección A “como podríamos decir”? Sí, sabemos qué es la selección A, pero lo que no sabemos es qué es la selección A “como podríamos decir”. ¿O es que el contrato con Renova, World Eleven y demás está así redactado?