Justo en el momento oportuno: Gonzalo Higuaín dejó atrás su indefinición frente al arco contrario cuando más lo necesitaba su equipo, el Real Madrid, en el último minuto y con el título de la Liga de España en juego. “Higuaín, siempre Higuaín”, dijo entusiasmado el presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, después de que el ex delantero de River marcara el 2-1 ante el Osasuna, el tanto que dio al club blanco su segundo título consecutivo de Liga, algo que no sucedía desde hacía 18 años.

El argentino cuenta sus temporadas en el Madrid por títulos. Llegó en 2006, casi como complemento del deseado Fernando Gago, tras apenas un par de años en River. Enseguida demostró visión de juego, desmarque y capacidad para generar y generarse ocasiones de gol. Sin embargo, el delantero se fraguó la peor de las famas para un hombre de arriba: la de “fallón”, como se dice en España, la de la indecisión ante el arco.

Después de los 15 tantos que marcó en su última temporada en River, los dos logrados la pasada campaña parecían muy poco bagaje para un atacante. Sin embargo, su contribución a la increíble remontada final de la Liga que ganó en 2007 el Madrid del italiano Fabio Capello le renovó el crédito.

A los 20 años, el argentino no logró un puesto fijo en el equipo titular que armó el alemán Bernd Schuster, pero su final de temporada está de nuevo revalorizando su imagen.

“En los momentos difíciles es un jugador capaz de resolver situaciones así”, dijo Calderón. “Este chico tiene ángel, algo especial. Acabó el partido con sangre, con un corte en la cara, pero es el reflejo de lo valiente que es.”

El Madrid arrancó mal, con la expulsión de Cannavaro, que obligó la salida de Javier Saviola. Gabriel Heinze cometió penal y el Osasuna pasó a ganar 1-0 a siete minutos del final. Pero Robben empató de cabeza a los 87 y, dos minutos después, Higuaín recibió un buen pase dentro del área y disparó un tiro cruzado que se trasformó en el gol del campeonato.

“Estoy muy feliz, lo importante no son los jugadores sino el equipo”, insistía Higuaín tras el partido, enfundado en una bandera argentina. “No estoy tranquilo para hablar”, admitió finalmente. “Ahora estoy para festejar.” Lo salvó Heinze: “Fue la victoria del trabajo”. Bernd Schuster, el entrenador, se mostró satisfecho por la forma de conquistar el título: “Fue un final bonito. Parecía una película americana de deportes, en las que hay que pelear y sufrir”.