CONTRATAPA › A LOS 35 AñOS, OSCAR DE LA HOYA COBRó EN UN RING DE LAS VEGAS
El filipino Manny Pacquiao, más bajito y liviano que el “Golden Boy”, le pegó a voluntad y le ganó por nocaut técnico en el octavo asalto. “Mi corazón quiere seguir boxeando, mi físico no me responde”, aceptó el ya veterano pugilista.
› Por Alex Alvarez
Desde Las Vegas
Podría haber sido un sueño, pero fue toda una realidad la que protagonizó el campeón mundial filipino Manny Pacquiao al ganarle por nocaut técnico en el octavo asalto al estadounidense Oscar de la Hoya, una de las grandes estrellas que ha tenido el deporte del boxeo en los últimos 20 años. Pacquiao fue un pequeño gigante que no sólo dio una lección a De la Hoya sino que además lo hizo ver “mayor”, por primera vez, al diez veces campeón del mundo, en seis categorías diferentes.
A pesar de sus limitaciones en peso y alcance, Pacquiao dio cátedra de boxeo a De la Hoya, su rival más famoso en toda la carrera, que no pudo seguir en el noveno asalto y se fue a felicitarlo con el ojo izquierdo completamente cerrado.
De la Hoya, de 35 años, fue lo que algunos expertos habían anticipado: que iba a sufrir la peor derrota de su carrera deportiva y así fue, porque además fue la segunda pelea en la que no pudo concluir de las 45 que ha realizado como profesional.
“Nada que objetar, mi rival fue superior, se preparó como un auténtico campeón y hay que darle todo el mérito”, declaró De la Hoya, antes de irse a un hospital de Las Vegas para asegurar que todo estaba bien con su salud.
Aunque la pelea se llevó a cabo en la división de los pesos welter, Pacquiao, campeón mundial ligero, de menor peso y tamaño, cumplió con su pronóstico de terminar con un boxeador calificado como una leyenda dentro de este deporte.
El peleador filipino dominó de principio a fin el combate ayudado por su velocidad de piernas y puños y por el poder en su castigo. Pacquiao hizo un boxeo indescifrable para el legendario De la Hoya, 10 veces campeón mundial en seis categorías diferentes, quien no pudo ganar ni uno de los ocho episodios del combate, pactado inicialmente a 12.
El poder de los golpes de Pacquiao fue demoledor después de haber colocado 224 de 585 que lanzó al cuerpo y la cabeza del “Golden Boy”, quien también sacó 402 veces los puños, pero sólo alcanzó 83 veces el objetivo del campeón mundial filipino. Más significativos fueron todavía los golpes con poder que sacó Pacquiao, 333 para llegar con 195, mientras que De la Hoya se quedó con 164 y 51, respectivamente.
Cuando en su esquina los asistentes le dijeron a De la Hoya que no siguiese la pelea, el ex campeón del mundo la aceptó y deportivamente se fue a felicitar a Pacquiao, quien lo recibió con un “sigues siendo mi ídolo”. A lo que De la Hoya le respondió con el mismo elogio: “No, tú eres mi ídolo”, para luego darle un abrazo en el centro del cuadrilátero.
El peleador filipino apostó a su mayor velocidad y poder de puños, y con un uso impecable de su mano izquierda empezó a dominar a De la Hoya desde el primer round. El “Golden Boy”, favorito 8-5 en las casas de apuestas de Las Vegas, reaccionó en el quinto episodio, pero Pacquiao con su velocidad y su inagotable condición física volvió a dominarlo.
Para el séptimo episodio De la Hoya, sorprendido por el tipo de boxeo del filipino, entró en crisis y fue arrinconado en las cuerdas para ser castigado fuertemente. El ojo izquierdo del también promotor de boxeo terminó prácticamente cerrado y morado. En el octavo asalto Pacquiao acabó su trabajo castigando nuevamente a De la Hoya, quien sólo recibía la andanada de golpes sin responder.
Al término del round, la esquina de De la Hoya decidió detener el combate, mientras que los tres jueces le habían dado ganador a Pacquiao todos los asaltos, menos uno que vio a De la Hoya mejor en el primer asalto. “Simplemente es un gran boxeador”, declaró De la Hoya. “No tengo nada malo que decir contra él. Se preparó como un verdadero campeón y tuvo su fruto.”
Por su parte, Freddie Roach, el preparador de Pacquiao, que también dirigió hace un año a De la Hoya, dijo que desde el primer asalto ya sabían que tenían controlada la pelea. “Oscar no tenía piernas, se mostraba muy ansioso y se lo podía golpear”, explicó Roach, a quien se lo quiso culpar cuando De la Hoya perdió otro gran combate, el que disputó contra el estadounidense Floyd Mayweather Jr., y dijo que el ex campeón del mundo no lanzó los puños que necesitaba para ganar el combate. La crítica de Roach al plan de pelea del “Golden Boy” contra Mayweather Jr. quedó magnificada aún más en lo que se vio frente a Pacquiao, que fue todavía mucho más esquivo en el cuadrilátero sino que además tampoco paró de colocar golpes para dejar a De la Hoya siempre fuera de distancia y sin capacidad de reacción.
“Freddie, estás en lo correcto”, comentó De la Hoya al preparador al concluir la pelea. “Simplemente no tuve en ningún momento la capacidad de reaccionar y devolverle los golpes a Pacquiao.”
Al margen del gran triunfo deportivo, Pacquiao también por primera vez se llevó su mejor bolsa como profesional al tener asegurados 11 millones de dólares, la mitad o menos de los que reciba De la Hoya cuando se contabilicen todas las personas que pagaron 55 dólares por ver la pelea por TV.
A De la Hoya ahora le queda también la decisión sobre su futuro dentro del boxeo, donde lo consiguió todo. “Mi corazón me pide que siga boxeando, pero cuando el físico no te responde, lo mejor es ser inteligente y asegurar los mejores planes”, valoró.
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