Los primeros Juegos Olímpicos de la Juventud, a realizarse en Singapur en agosto de 2010, se presentan para el deporte argentino no sólo como un objetivo deportivo sino también como una oportunidad generadora de cambios.

Pocas veces una meta deportiva reúne también las condiciones indispensables para buscar nuevos caminos y reformular estrategias. Muchos deportes, en especial los individuales, casi totalmente amateurs, han esperado durante décadas la generación casi espontánea de talentos deportivos que faciliten el recambio de sus figuras.

Este criterio de espera y de pasividad ya no puede tener correlación con el éxito en el deporte moderno. Al talento hay que salir a buscarlo, detectarlo y ofrecerle la posibilidad de desarrollarse.

En este ámbito, el programa de Centros de Desarrollo Deportivo que la Secretaría de Deporte realiza desde hace 2 años, con más de 30 centros de 10 diferentes deportes, se presenta como una alternativa para aquellas disciplinas con escasa inserción y difusión en todo el territorio, o con dificultades federativas para la organización de su práctica activa, continua y eficaz.

En estos últimos días, varios deportes mostraron avances importantes en su rendimiento competitivo. Por ejemplo, el judo logró con 9 medallas su mejor performance histórica en el Panamericano de mayores realizado en el Cenard y, con más de 50 medallas en su haber, el seleccionado juvenil de natación tuvo su mejor actuación en 25 años en el Sudamericano de Mar del Plata que finalizó ayer.

Estas actuaciones junto a los avances en lucha y pentatlón, entre otros deportes, que evidenciaban hasta hace poco carencias cualitativas y cuantitativas, nos indican que el trabajo por gestionar un deporte previsible por sobre otro casual y aleatorio no es un imposible sino la consecuencia de una acción, basada en la planificación de objetivos posibles y mensurables.

* Director nacional de Deportes.