Lun 28.12.2015
libero

CONTRATAPA › UN BUEN AñO PARA EL EQUIPO ARGENTINO DE COPA DAVIS

Todos tirando para el mismo lado

› Por Facundo Martínez

Cuando el correntino Leonardo Mayer cayó en la segunda ronda del Masters 1000 de París frente al local Richard Gasquet se concretó lo que hacía 18 años no ocurría: los tenistas argentinos terminaban la temporada 2015 sin títulos individuales, con apenas dos finalistas: Juan Mónaco en Buenos Aires, perdió frente a Rafael Nadal, y Mayer en Niza, cayó ante el austríaco Dominic Thiem. El último año en que eso mismo había ocurrido fue en 1997. Pero si bien el 2015 no fue el año de los tenistas argentinos, sí lo fue para el equipo argentino de Copa Davis, que cayó en las semifinales frente a Bélgica.

Es que lo hecho por el equipo comandado por Daniel Orsanic fue realmente sorprendente. Sin haber podido contar ni con Juan Martín Del Potro, lesionado, ni con Mónaco, primero excluido y luego lesionado, el equipo argentino les regaló a los hinchas varios momentos emotivos: como el triunfazo de Mayer frente al brasileño Souza en un maratónico partido (7-6, 7-6, 5-7, 5-7 y 15-13) que duró dos días y la muy buena actuación de Federico Delbonis para cerrar 5-2 la serie que se disputó en Tecnópolis, sobre polvo de ladrillo y al aire libre.

Del Potro acompañó toda la serie a un costado de la cancha. La clave estuvo en el equipo, en el liderazgo de Orsanic, que puso al equipo por encima de las individualidades. Su arribo sirvió para liberar las tensiones que atravesaba el equipo, para facilitar el regreso de Del Potro, quien se había alejado debido a que no lograba estar cómodo con Martín Jaite, ex entrenador de David Nalbandian.

El pasaje a los cuartos de final comenzó a consolidar el grupo que luego, favorecido por la ausencia del número uno del mundo, Novak Djokovic, liquidó a Serbia por 4-1, a mediados de julio, esta vez sobre polvo de ladrillo en el estadio cubierto montado dentro de la Nave de Ciencia del predio de Tecnópolis. El festejo del equipo argentino tras el punto del dobles que le permitió cerrar anticipadamente la serie quedará en la historia como el momento en el que la idea de equipo se instaló definitivamente. Una veintena de personas entre jugadores –Del Potro incluido–, colaboradores, cuerpo técnico, sparrings y cuerpo médico arengaban al público y saltaban en el centro de la pista de polvo de ladrillo, mientras el correntino Mayer agitaba una botella de champagne.

Luego llegaron las semifinales y, en Bruselas, no se pudo contra Bélgica, que contó con muy buenas actuaciones de David Goffin y Steve Darcis. Al último día Argentina llegó 2-1 arriba, pero la serie terminó en derrota por 3-2. Los belgas perdieron luego la final con Gran Bretaña liderada por Andy Murray y su hermano y compañero de dobles Jimie.

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