[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Un fallo sentimental y localista le permitió al marplatense Luis Alberto Lazarte retener por segunda vez la corona de los minimoscas de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). No puede hablarse de que lo robaron al retador mexicano Ulises Solís porque, en verdad, al término de la pelea realizada en la madrugada del domingo en el polideportivo del club Once Unidos de Mar del Plata, las ventajas que había acumulado no eran tan amplias.

Pero aún así había margen suficiente como para que el título cambiara de dueño. Mucho más cuando a Lazarte (48,950 kg.) se le descontaron dos puntos en las rounds 4º y 9º por las infracciones que cometió a granel y que el árbitro estadounidense Max Parker parecía que no iba a tolerar y terminó tolerando. Sin embargo, las tarjetas de los jurados neutrales mantuvieron todo tal cual estaba. Dieron empate y dejaron a Lazarte portando un campeonato que no debería seguir siendo suyo y a Solís (48,700 kg) con las manos vacías y el rostro rojo no por las piñas sino por la bronca.

Los tres jurados eran de una neutralidad asegurada. Sin embargo, a la hora del veredicto, fallaron como si fueran marplatenses de toda la vida. Dos de ellos, el panameño Héctor Afú y el estadounidense Richard Green dictaminaron 113-113 con lo cual, sin los descuentos, Lazarte habría resultado ganador de la pelea, algo que sólo sucedió en su imaginación. Otro estadounidense, John Madfis, recompensó largamente a Solís con un 117-109 a su favor. Líbero arribó a un 115-112 favorable al azteca.

En cualquiera de sus formas, el resultado es exagerado. Castiga con exceso el boxeo especulativo y huidizo de Solís en las cinco últimas vueltas. Y premia en demasía la corajuda y desordenada levantada final de Lazarte. Que peleó muy mal y que dejó al descubierto sus limitaciones técnicas. Pero que tuvo un único mérito: no se entregó nunca y creyó hasta lo último que la victoria era posible. No la alcanzó. A cambio, consiguió un empate increíble que deberá envolver con papel celofán y moño como lo que verdaderamente fue: un hermoso regalo navideño.