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Lunes, 10 de septiembre de 2012

BOXEO › OPINIóN

Matthysse, un pedazo de campeón del mundo

 Por Daniel Guiñazú

Después de un par de fallos injustos que lo desanimaron hasta las lágrimas, y de que muchos pusieran en duda su entereza anímica para afrontar grandes desafíos, Lucas Martín Matthysse ha cumplido su sueño mayor y, desde la madrugada del domingo, es campeón del mundo. En verdad, se trata de un segmento de la corona de los welter juniors del Consejo Mundial, el título interino. Algo así como un subcampeonato desde que el campeón regular, el texano Danny García, está plenamente activo, defendió su corona en julio, noqueando en 4 rounds al inglés Amir Khan y lo volverá a defender en octubre ante el mexicano Erik Morales.

Pero esos detalles hoy por hoy le resultan irrelevantes al noqueador chubutense. Porque sobre el ring del Hard Rock Hotel & Casino de Las Vegas molió a golpes al rocoso nigeriano Olasegun Ajose y terminó derrotándolo por nocaut técnico a los 2 minutos y 59 segundos del 10º round, dejándolo sin invicto al cabo de 31 combates. A punto de cumplir los 30 años y con una campaña que suma 32 victorias (30 antes del límite) y 2 derrotas injustas ante Zab Judah y Devon Alexander, Matthysse siente que le ha cambiado la vida. Y que, ahora que es campeón del mundo, se ha ganado el derecho de pelear por bolsas más grandes y ante rivales aún más importantes de los que hasta aquí ha tenido.

Sería un exceso decir que, aun en el triunfo más importante de su carrera, Matthysse (62,967 kg) no tuvo su mejor noche. Pero así fue. Si hubiera conectado sus impactos con mayor precisión y no hubiera mandado al aire tantos golpes curvos, Ajose (62,967 kg) se habría derrumbado mucho antes de lo que se derrumbó. Es cierto que, entre el 2º y el 7º round, varias veces se le aflojaron las piernas al nigeriano y que su absorción al castigo resultó extraordinaria.

No menos lo es que le faltó justeza y definición al vigor y la convicción ofensiva de Matthysse. Y que conforme fueron pasando los rounds, y el zurdo Ajose pudo mantenerse en pie recurriendo también a la agilidad de sus piernas para zafar de la paliza, el chubutense, cansado de tanto pegar y con tal de no llegar a las tarjetas, fue perdiendo orden y ganando en apuro. Pero a la larga, tanta presión surtió efecto. Al final del 10º, demolido y exhausto de tanto que le pegaron por todos lados, Ajose recibió las dos últimas derechas de Matthysse y se fue al piso, obligando al árbitro Russell Mora a detener la tunda.

“Se van a tener que matar para sacarme el cinturón de campeón de la cintura”, dijo Matthysse tras la dura pelea y la gran victoria. Trabajó mucho y sufrió demasiado el chubutense para llegar a la elite del boxeo mundial. Sería una pena que entregue demasiado pronto la porción de gloria que supo conseguir.

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