BOXEO › OPINIóN
› Por Daniel Guiñazú
Para lo único que sirvió la victoria por nocaut técnico en el 2º round de Diego Chaves (66,650 kg) ante el frágil panameño José Miranda (66,500) en el Luna Park fue para que retuviera por primera vez el título interino de los welters de la Asociación Mundial y para que sume su 18º triunfo antes del límite en un record inmaculado de 22 peleas. Después, para poco más. Si pretende proyectarse a nivel internacional en una categoría en la que sobran los buenos y muy buenos boxeadores, La Joya Chaves deberá enfrentar a rivales bastante más exigentes que este moreno inconsistente al que el árbitro portorriqueño Roberto Ramírez debió sacar de la pelea antes de que se cumplieran los primeros cinco minutos de acción.
Como oposición de fuerzas más o menos parejas, la pelea directamente no existió. Y era previsible que sucediera lo que sucedió en los primeros minutos de la madrugada del domingo sobre el ring histórico de Corrientes y Bouchard y ante 5000 espectadores. Miranda de ninguna manera estaba calificado para pelear por una porción de una corona mundial. Y su record así lo señala. Un púgil que perdió 12 de sus 27 peleas profesionales y que sufrió su séptima derrota por fuera de combate, en el mejor de los casos puede ser un probador de primeras figuras o de promesas en ascenso. Pero nunca un retador a un título del mundo.
Hay una sola explicación a este desaguisado: Miranda fue el único desafiante que aceptó la bolsa que Osvaldo Rivero, manager de Chaves y promotor de la velada, ofreció para realizar la pelea. Vino a Buenos Aires a tirarse un lance. Y le salió mal. Firme y decidido, Chaves le movió la estantería cada vez que le conectó su derecha cruzada o su izquierda voleada en plena frente. Y aunque el panameño no se quedó quieto y tiró su zurda sin complejos, tratando de detener a su rival, más temprano que tarde terminó sucumbiendo ante el poder desigual del campeón interino.
Con una derecha larga y profunda, Chaves mandó a Miranda a la lona en el 2º round. La definición se veía venir. Y vino después de que un terrible cross de izquierda dejó al panameño petrificado sobre las cuerdas que dan a la Avenida Madero. El argentino se abalanzó sobre el cuerpo inerte de su rival tratando de acabarlo cuanto antes. Cuando la paliza ya estaba desatada, el árbitro Ramírez se interpuso entre el vencedor y el vencido y al minuto y 58 segundos de esa vuelta, detuvo un combate que nunca tuvo su razón de ser.
Lo más jugoso de la noche vino luego. Cuando se le preguntó a Chaves si era cierto que podía defender su media corona ante Marcos Maidana en diciembre próximo y en el mismísimo Luna Park, respondió: “El debe buscar su dinero por su lado y yo por el mío”. O sea: no existe ninguna chance de que haya un gran choque entre argentinos por el interinato welter de la AMB (en verdad, el primer puesto del ranking). Chaves seguirá sumando experiencia de cara a las grandes peleas que inevitablemente habrán de venir. Está bien que no se lo arriesgue. Eso sí: deberá levantar bastante el nivel de sus próximos rivales. Boxeadores como Miranda no aportan nada. Apenas sirven para rellenar una línea de una estadística exitosa. Y para ninguna otra cosa más.
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