Era un trámite, pero había que cumplirlo. Y la Selección Argentina de básquetbol lo cumplió con autoridad. Definió el partido en el primer cuarto, lo controló durante todo su desarrollo, reguló sus energías y terminó obteniendo un cómodo triunfo 107-72 sobre Líbano que la dejó casi clasificada para los octavos de final. Además, gracias al triunfo de Francia sobre Serbia y Montenegro, el conjunto de Sergio Hernández tiene todo servido para adjudicarse la zona y conseguir un cruce más sencillo en la siguiente instancia. El rival en octavos de final proviene de la zona B, la que integran Alemania, España, Angola, Nueva Zelanda, Japón y Panamá. En la madrugada, Argentina se medía ante Venezuela, con lo que podía garantizarse la clasificación.

Se sabía que Líbano no tenía que representar ningún obstáculo complicado. Sin embargo, también era claro que esa superioridad había que demostrarla en la cancha. Y Argentina apenas tardó un par de minutos para plasmarla. Es que a partir del parcial 9-7 del inicio, los campeones olímpicos impusieron toda su jerarquía para ganar el primer cuarto 29-9 y liquidar el partido, pese a que todavía restaban 30 minutos. Para lograr esa diferencia aplastante, los argumentos argentinos fueron los que se le reconocieron siempre a este equipo: una defensa intensa, que le provoca pérdidas al rival y genera rápidos contragolpes; y un ataque con mucho juego de pases, con distintas alternativas de gol.

Con esa diferencia, el entrenador se encargó de rotar a su plantel y evitar el desgaste de sus principales figuras. A pesar de los cambios, el equipo no perdió su intensidad, salvo sobre el cierre del primer tiempo, situación que permitió que Líbano cerrara de manera más decorosa el parcial.

Con el regreso de los titulares, Argentina tomó una ventaja de treinta puntos, que siguió manejando a su antojo. Además, el positivo ingreso de Walter Herrmann sirvió para exhibir otra variante ofensiva, ya que el alero de Charlotte Bobcats colocó una ráfaga de triples que terminaron de resquebrajar la defensa zonal que planteó Líbano. A esa altura, los dos equipos ya tenían la cabeza puesta en el próximo compromiso y sólo se dedicaron a esperar que corrieran los minutos. Sin ningún sobresalto, con los suplentes ganando confianza y mostrando que pueden dar una mano en partidos más importantes, Argentina cosechó su segundo triunfo y mira con muchísimo optimismo el futuro en su grupo.

Es que a partir de los resultados que se dieron, Argentina tiene casi todo servido para adjudicarse la zona. Y si logra las victorias en los dos partidos ante Venezuela y Nigeria –juegos accesibles, a priori– se quedará con el grupo, sin importar el resultado ante Serbia y Montenegro en el encuentro que cerrará la zona. Es que ya no se puede dar el eventual triple empate con serbios y franceses. Y en la posible igualdad ante los galos, Argentina tiene ventaja por el triunfo en la primera jornada. Si sale primero, Angola o Nueva Zelanda se perfilan como posibles rivales.