AUTOMOVILISMO Y MOTORES › TC: BUGLIOTTI GANO EN LA BASE AEREA DE BAHIA BLANCA
Avioncito de Papel
El piloto cordobés, al que apodan “Papel”, manejó un Ford que volaba bajito y que se llevó todo: entrenamientos, clasificación, serie, carrera y record de vuelta. El campeón Ortelli cometió un error grosero.
Sin locuras en la pista –como los miles de trompos que fabricó desde su debut en el TC a comienzos de temporada–, sin desnudos en el podio –como el que protagonizó tras ganar la carrera de TC 2000 en San Juan, en mayo-, el cordobés Marcelo “Papel” Bugliotti consiguió en la base aeronaval “Comandante Espora” de Bahía Blanca su primera victoria en el Turismo Carretera. Su Ford fue el que más se adecuó al nuevo escenario, una pista de aterrizaje transformada en una pista de carreras: era un avión que volaba bajito. El cordobés ganó los entrenamientos, fue primero en la clasificación, ganó su serie y terminó venciendo, con record de vuelta incluido, la final, por casi 10 segundos de ventaja sobre su escolta, una diferencia que en el TC 2002 es desusada.
Pero, atrás de Bugliotti, la carrera tuvo de todo: un grosero error del tricampeón Guillermo Ortelli, una remontada fenomenal de Omar Martínez, y un dominio extraordinario de la marca ganadora, que metió siete vehículos en lo alto de la clasificación final.
Bugliotti confirmó en la práctica lo que de él se esperaba. Con un auto a pleno, el cordobés hizo un trabajo correcto, desde ganar su serie clasificatoria hasta llevarse una final en la que tuvo que luchar un poco, un poco nada más.
“Creo que éste era mi turno, ganar en el TC es algo impresionante, siento una alegría enorme por haber ganado en la categoría más popular del automovilismo argentino –señaló Bugliotti–. Las últimas dos vueltas las hice con una goma pinchada, pero tengo que reconocer que el auto funcionó bárbaro, de la primera a la última vuelta.”
Al cordobés no le costó demasiado trabajo deshacerse de los otros candidatos a la victoria, como Miguel Angel Etchegaray y Alejandro Occhionero, y llegar al primer lugar de la fila india. Tanto Etchegaray como Occhionero (quien corrió la final con 60 kilos de lastre por cambiar el motor tras la serie) arrancaron por delante de Bugliotti, pero el cordobés sólo necesitó de seis vueltas para superar a ambos y cortarse en la punta.
Una vez que eso sucedió, todo quedó supeditado a lo que sucedía atrás con los pilotos que pelean el campeonato. Y en esa lucha, el que parecía ser el gran ganador, el campeón Ortelli, terminó convirtiéndose en el auténtico perdedor de Bahía Blanca.
De los tres hombres con mayores chances de pelear por el campeonato, Ortelli era quien mejor había terminado en las series: fue segundo en la suya, contra el noveno lugar de Diego Aventín y la obligación de Martínez, después de haber chocado en su serie, de meterse entre los dos primeros del repechaje para largar la final.
Y la carrera final se venía dando de acuerdo con sus necesidades: corría cuarto cuando a Aventín se le paraba el motor y el Gurí Martínez viajaba enredado entre el pelotón del fondo.
Pero el campeón empezó a calentarse cuando Marcos Di Palma y Gabriel Ponce de León lo superaron cuando se mostraban banderas de pace-car, y no se respetó el orden. Y terminó de exacerbarse cuando Minervino le disputó la posición al pasar por los boxes. La lógica indicaba no resistir el embate, pero Ortelli estiró la frenada, llegó muy exigido a la curva, pasó de largo, se salió de la pista y acuatizó en una pequeña laguna. Podía haber sacado otros 10 puntos de ventaja en esta carrera, pero se fue con las manos vacías.
El que aprovechó la situación fue Martínez. Había largado la carrera desde la 44ª (y última) posición, y tantos abandonos lo hicieron subir hasta el 12º lugar. “¿Pelear el título? Si los dos principales rivales tienen en el resto del campeonato la mala suerte que tienen ahora, me pueden entregar el título”, aseguró Martínez.