Desde Wimbledon

Wimbledon podría terminar coronando a una tercera número uno del mundo en un mes, algo que lleva al mundo del tenis a preguntarse si el circuito femenino está inmerso en otra crisis de mediocridad o, sencillamente, más abierto que nunca. Tras las eliminaciones en la primera semana del torneo londinense de la serbia Ana Ivanovic y la rusa Maria Sharapova, las número uno y dos del mundo, respectivamente, el cambio está servido. La serbia Jelena Jankovic o la rusa Svetlana Kuznetsova podrían convertirse, si llegan a semifinales, en la nueva reina del tenis femenino.

Sin embargo, ni siquiera las semifinales parecen aseguradas para Jankovic o Kuznetsova. La rusa, cuarta jugadora mundial, lo pasó mal en la primera ronda ante la francesa Mathilde Johansson, mientras que la serbia, tercera del ranking, sufrió el sábado más de lo esperado ante la danesa Caroline Wozniacki.

“El tenis femenino está como para cualquiera, muy abierto”, dijo Gisela Dulko tras ponerle las cosas muy difíciles en tercera ronda a la número 5 del mundo, la rusa Elena Dementieva. “Antes, cuando estaba (Steffi) Graf, o (Justine) Henin, o incluso las Williams, hasta semifinal todas ellas ganaban fácil. Pero ahora todas tenemos chances para estar arriba. Por eso hay que aprovechar el momento.”

El retiro sorpresivo, once días antes de empezar Roland Garros, de la belga Henin, que lideró durante 117 semanas el circuito femenino, dejó un inmenso vacío de poder. Sharapova, que ya había sido número uno, tomó el relevo después de que la belga, de 25 años, pidiera que la borraran de la lista de entradas, pues su amplia ventaja al frente aún le habría permitido permanecer varias semanas en el número uno.

Sin embargo, la glamorosa Sharapova, cuyo juego no parece evolucionar más allá de la enorme potencia de sus golpes, decepcionó en París, donde cayó en octavos de final y abandonó la cancha abucheada por el público.

El número uno pasó a su némesis, Ivanovic, la morena jugadora que, a sus 20 años, logró en Roland Garros su primer título del Grand Slam frente a la rusa Dinara Safina, quien también dijo adiós, entre lágrimas, en la tercera ronda de Wimbledon.

Ni el nuevo modelo Nike de Sharapova ni el recién estrenado Adidas número 1 de la serbia sirvieron para superar a rivales como la rusa Alla Kudryavtseva o la china Jie Zheng. “Si esto es lo mejor que el juego femenino tiene para ofrecer, entonces la conclusión debe ser que mientras el circuito femenino puede ser glamoroso, rico y global, el tenis en la cima es mediocre”, escribió The Sunday Times, que exige la misma responsabilidad competitiva a las mujeres al haberse igualado los premios para ambos sexos.