El Rod Laver Arena, el court central del Abierto de Australia, registró su primer lleno del año un día antes de comenzar el primer Grand Slam de la temporada. Y el acontecimiento se produjo como consecuencia de una iniciativa del suizo Roger Federer, número uno del mundo, que pidió organizar una exhibición para recaudar fondos para los damnificados por el terremoto de Haití. En total, poco más de 200 mil dólares se juntaron entre la venta de entradas, el aporte de sponsors y diferentes donaciones de jugadores, que ya fueron enviados a la fundación de caridad “Compañeros en Ayuda” de Haití.

Federer cumplió su objetivo y animó a todos los jugadores posibles para participar en esta exhibición. El español Rafael Nadal recibió también en su celular el mensaje de texto que envió el número uno del mundo solicitando su ayuda, y el de Manacor, que ya arrancaba anoche la defensa del título frente al australiano Peter Luczak, no faltó. Y desde la mañana, más de 17 mil personas comenzaron a hacer cola para asistir al entretenimiento. “El sábado por la mañana pensé que deberíamos hacer algo, y en menos de 24 horas hemos sido capaces de sacarlo adelante”, comentó Federer. “Estoy feliz porque ha sido un éxito y muy divertido para nosotros los jugadores. Y todo un lindo espectáculo”, remató el número uno del mundo.

Se extrañó a Maria Sharapova, ganadora del torneo en 2008, que faltó el año pasado por lesión, y que debuta hoy ante su compatriota Maria Kirilenko, pero la rusa contribuyó a la causa enviando un cheque de 10 mil dólares. Otro jugador, como el chipriota Marcos Baghdatis, ganador del torneo de Sydney, envió 5 mil dólares; el estadounidense John Isner, triunfador en Auckland, aportó la misma cantidad; y los ganadores del doble en Sydney, el canadiense Daniel Nestor y el serbio Nenand Zimonjic, enviaron el 5 por ciento de sus ganancias.

El serbio Novak Djokovic, el estadounidense Andy Roddick, la belga Kim Clijsters y Nadal formaron el grupo Azul, mientras que Federer, los australianos Lleyton Hewitt y Samantha Stosur, y la estadounidense Serena Williams se agruparon en el Rojo. Jim Courier, ganador en 1992 y 1993 y comentarista de televisión, actuó como juez de silla.

Los jugadores, provistos de auricular y micrófono, se repartieron en minipartidos de dobles y mixto, haciendo las delicias de los 17 mil aficionados que llenaron la cancha central, con sus chistes y comentarios. Y el público se divirtió, sobre todo con las payasadas de Djokovic, quien se colocó una toalla debajo de los pantalones para proteger su zona genital después de que un remate de Serena casi le acertase en ese lugar.

Hubo un momento en el que seis jugadores, tres por bando, saltaron a la cancha, y quizás el más delirante se produjo cuando Federer intercambió golpes cruzados con Nadal, imitando la forma de pegarle a la bola y también los gruñidos del español. Clijsters entró en ese guiño a los espectadores cuando acudió a darle un pequeño masaje en las piernas de Rafa, y el joven australiano Bernard Tomic se unió como último invitado a esta exhibición que ganó el grupo Rojo por 7-6.

Una pareja de ciudadanos haitianos saltó al final a la cancha con una bandera de su país para agradecerles personalmente a los jugadores y al público presente por su aporte.