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Lunes, 18 de julio de 2016

UN ENCUENTRO PARA BEBER DE LAS FUENTES DEL FúTBOL

Ardiles y Villa con Menotti y Cappa

El periodista Guillermo Blanco, testigo y protagonista de una mesa sin desperdicios, relata en esta nota los tópicos del diálogo de este poker de grandes: Messi, Maradona, Di Stéfano, Guardiola y el fútbol alemán, el estado calamitoso de la AFA y la Superliga, entre otros.

 Por Guillermo Blanco

“¡Messi!”, recalca Ardiles y refrenda su opinión exaltando sus virtudes en la comparación con los más grandes de la historia mundial, aunque su explosión original parece mermar cuando César Menotti le habla de Pelé, de lo que era el fútbol de aquellos tiempos con la violencia imperante sobre el jugador hábil, que llegó hasta los tiempos de la vergüenza con la marca de Gentile a Maradona en el Mundial de España 82. Y es más, sale el tema del segundo partido que jugó Argentina entonces, ante El Salvador. “¡Uyyyy,cómo pegaron ellos también!!”, comenta Ossie, feliz por el encuentro con el maestro a poco de volver a esa Londres que lo atrapó para siempre y que solo lo despide cuando encara una nueva aventura como técnico adonde lo lleve el destino o, como ahora, por un viaje por motivos personales.

La noche es larga y hay que ahogarla en fútbol, con licencia de Horacio Guarany, quien habla de vino en vez de este deporte que los junta a César Menotti con Ardiles (“un volante de lo mejor que he tenido”), con Ricardo Villa, también campeón del mundo y compañero y amigo de Osvaldo desde los tiempos del Tottenham Hotspur, y este Angel Cappa recién llegado de Madrid y con argumentos más que válidos como para entreverarse en la temática.

La charla va y viene por la historia. Hasta de Alfredo Di Stéfano se habla, y el Flaco comenta que llegó a jugar con él dos veces en amistosos o algo parecido, lo mismo que con el “Cabezón” Sívori, y con Pelé estando en el plantel del Santos durante una temporada entera en el 67, y con Maradona, “a quien tuvo más que ningún otro técnico”, como aporta Villa. “Es verdad, desde comienzos del 77 hasta el 82 en las selecciones juvenil y mayores, y la temporada 83/ 84 en el Barcelona”, dice el técnico campeón mundial en el 78.

Ardiles le recuerda a Menotti “la dinámica que usted siempre intentó darle a aquella selección, era impresionante y eso junto con la técnica y la vocación ofensiva fueron clave para lograr el objetivo. En el 82 fue distinto, algunos ya no éramos los mismos, si hasta Mario (Kempes) venía de una lesión en un brazo que no pudo nunca superar y las marcas alevosas también fueron determinantes, más allá de que el grupo ya no era el mismo que en el Mundial anterior”, tira Ardiles.

“Yo tuve un aval suyo que nunca olvidaré, un día le dije que lo liberaba ante las críticas por elegirme a mí en vez de a Juan José López y que si lo consideraba necesario yo daba un paso al costado. Y su respuesta no me dejó ningún resquicio para irme. Fui titular siempre, salvo en el Mundial cuando después que en el segundo partido me fracturé un dedo del pié y jugué así hasta que salí”. “Vino Oliva y me dijo que no usted así no podía jugar más, que no daba más”. “Yo no quería saber nada pero tuve que acatar la decisión”, prosiguió quien venía de mediodía de viaje en micro desde Córdoba porque no había vuelos, y a la mañana siguiente debía ir a Ezeiza para volar hacia Londres.

“El fútbol nace en la cabeza –avanza Ardiles–, y estoy convencido de que hay muchos que no conocen el juego en sí, sus secretos, por qué se juega y para qué y ni hablar del cómo, más allá del cualquier sistema. Yo era petiso, todos decían que no cabeceaba y yo con un marcador que me doblaba en altura solía ganarle la posición adelantándome solo con un movimiento y así cabecear”…

“Así hiciste más de un gol en Inglaterra”, lo ayuda Villa, quien tiene entre sus pocos goles convertidos, el de una final de Copa Inglesa que quedó en la historia, tras llegar gambeteando de izquierda a derecha. “Y le diste con la derecha. A propósito, Pedernera decía que no era verdad que los zurdos eran más hábiles, sino que se notan más porque son menos”, aporta Menotti. Y Cappa, quien se ha mantenido callado ero con una atención suprema, recuerda a uno, Fernando Redondo. “Era un crack, un día en Bilbao todo el estadio lo insultaba porque en un choque había quedado lesionado un jugador de ellos, él entró, empezó a pedir la pelota y el Real Madrid pasó a jugar de la media cancha propia a plantarse en tres cuartos. Y lo hizo él solo, y con una personalidad y temperamento y convicción pocas veces no muy común a ese nivel”.

Villa recuerda a Houseman entre los grandes con los que jugó. “Para mí era maravilloso. Y a propósito, César, es cierto que un sábado lo encontró jugando en la villa?”. “Tan así no. Nosotros en Huracán no concentrábamos antes porque no había plata, los jugadores venían a cenar el sábado. Yo esa tarde andaba con mi hijo mayor por Palermo y alguien viene y me dice que René estaba jugando por ahí. No sé si por plata o no, lo cierto que cuando llegué él estaba sentado en el banco, me le acerco y le digo “Qué hace acá, Viejo?”, y como si nada me responde: “Y, usted no sabe cómo la mueven éstos”, justificando que no estaba jugando. Pero yo creo que el mismo que me avisó fue corriendo, le dijo que yo estaba llegando, y él salió”.

El fútbol de hoy también está a la mesa. “Guardiola ha sido una bisagra en el fútbol”, afirma Menotti. “Es admirable lo que han hecho los alemanes en la última década, se juntaron todos los estamentos, se propusieron cambiar para mejorar técnica y estilo y así están hoy”. Hay coincidencia de la enfermedad del fútbol argentino, y tratan de evitar profundizar en la herida abierta. “La Superliga es por negocio”, opina este referente mayor del fútbol mundial, y hay coincidencia tácita. Cappa no puede callar y deja su pensamiento: “Solo en un país como el nuestro no se le pide la opinión sobre el fútbol y lo que está pasando a Menotti. No se puede creer…”

El tiempo se acaba, los mozos parados atrás como alarma mañanera indican que llegó el final, y uno se queda con ganas de seguir charlando con todos y en especial con Ardiles, a quien se lo ve poco, y siempre tiene algo nuevo que decir, como que para él Messi es mejor que Pelé, que Maradona y que cuanto él haya visto. Como para cerrar un encuentro de esos que no suelen producirse bajo el agujereado techo del fútbol. A menos de 48 horas, un twitter desde Londres habla de una persona feliz, recién llegada a su casa, que recuerda la cena y trasluce su alegría por el reencuentro con el mejor técnico que tuvo en su vida.

Osvaldo Ardiles con Angel Cappa.

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n La felicidad de Ardiles, abrazando a su maestro César Menotti y a su amigo y compañero Ricardo Villa.
 
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