LOS PRIMEROS PASOS DE ROBERTO PERFUMO EN LA SECRETARIA DE DEPORTES
Cómo marcar desde la oficina
Sin un equipo de colaboradores completo y homogéneo, el Mariscal funcionario todavía no ha empezado a funcionar a pleno. Con escaso presupuesto y la perspectiva de competencias internacionales poco halagüeñas en cuanto a resultados, Perfumo –pese a toda la banca de Alberto Fernández– vive en carne propia las diferencias entre cintura deportiva y cintura política.
Por Gustavo Veiga
Parecen lo mismo, pero no lo son. Una cosa es la cintura de defensor exquisito que muchos le conocimos y otra muy distinta la cintura política. Roberto Perfumo, ya con unos cuantos días encima como secretario de Deportes, apenas pudo dar pasos imperceptibles, pasos semejantes a aquellos que, Reinaldo Merlo –otro ídolo de Racing–, patentó en una frase que se volvió popular cuando era entrenador de la Academia. El Mariscal, esta vez, no las tiene todas consigo. Sus colaboradores de mayor rango no han sido nombrados, el presupuesto no deja de ser magro, algunos gastos ejecutados durante la gestión de su antecesor, Germán Pérez, no son claros y para colmo, apenas asumió, se suspendió el fútbol. Una anécdota describe con certeza el precario equilibrio que intenta hacer el ahora funcionario. Se cuenta en la intimidad del Cenard que, cuando un emisario de la secretaría asistió en pleno conflicto a una reunión clave entre el Gobierno y la AFA, Perfumo le encomendó: “Respaldá con todo a Castrilli, pero no te pelees con Grondona”. Queda claro entonces que el deporte y la política deportiva no son iguales; ni aunque vayan de la mano.
Perfumo alcanzó el puesto que ocupa desde principios de septiembre gracias a una rápida convocatoria de Alberto Fernández, el jefe de Gabinete. Sin los problemas personales y profesionales que atraviesa el periodista Gonzalo Bonadeo –el primer candidato al que se le ofreció el cargo–, el ex jugador de Racing no titubeó y aceptó conducir la etapa que finalizó con la hegemonía de Daniel Scioli en Deportes. Asumió sin compañías, pero también heredó una serie de cuestiones espinosas. La primera significó convivir con algunos funcionarios que habían llegado a la secretaría durante el ciclo en que estuvo a su frente el actual vicepresidente de la Nación. Raúl de Elizalde, el ex coordinador ejecutivo de Desarrollo y Fomento Deportivo, fue el último en alejarse. Esa área tiene el rango de una virtual subsecretaría, hoy acéfala. Antes se había despedido el mayor (R) Víctor Groupierre, un hombre de Eduardo Duhalde proveniente de la esgrima y que estaba al frente de Planeamiento Deportivo, otro sector no cubierto hasta hoy.
Sin embargo, en el Cenard, sede de la secretaría, aún trabaja gente afín a Scioli que Perfumo está evaluando: el jujeño Luis Gilardi, un profesor que controla la dirección de Deporte y el periodista Roberto Bermúdez, desempeñándose en el departamento de Prensa. Como el Mariscal no ha otorgado entrevistas hasta ahora, las fuentes consultadas –según de quién se trate– le atribuyen dos tipos de mensajes: habría dicho que “los profesionales no deben temer por sus puestos”, aunque también que desconfía de ciertos funcionarios.
Mientras tanto, en la lista de candidatos a ocupar los lugares vacantes, comienzan a aparecer nombres que ya cumplieron funciones en gestiones anteriores. Mario Moccia es uno de ellos. Trabajó junto al militar Groupierre y colaboró en materia deportiva con los equipos de Ricardo López Murphy durante la última campaña electoral. Carlos Alberto Fernández, un funcionario que sucedió a José Sanfilippo en la dirección de Deportes de Buenos Aires cuando la ciudad aún no era autónoma, surgió respaldado por un sector del peronismo porteño. En la secretaría también circuló el nombre del licenciado Hugo Lizza, director de la carrera de Ciencias de Motricidad Humana y Deportes de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), un hombre cercano a Perfumo.
Sin embargo, el único colaborador que ingresó al staff del Mariscal es un veterano militante del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), hoy miembro de una ignota agrupación política capitalina y ligado al jefe de Gabinete. Se trata de Ignacio de Miguel, quien se convirtió en el principal asesor de Perfumo. Los dos se habrían conocido en Sarmiento de Junín, uno de los escasos clubes donde pudo desempeñarse como director técnico el actual secretario de Deporte. De esa estresante actividad, el ex defensor de la Academia fue raleado durante años por defender, según se recuerda, la vigencia de un contrato que no le quisieron cumplir. Ademásde su amigo De Miguel, también cuenta con la colaboración del abogado Juan Carlos Blanco –del Comité de Seguridad Deportiva– durante este breve período de adaptación que lleva como funcionario.
Los números gobiernan
El miércoles 17 de septiembre ingresó al Congreso el proyecto de ley del presupuesto con un incremento para la Secretaría de Deporte que, lejos de ser el requerido para el área, significó un gesto político alentador del Gobierno. Perfumo debe terminar de ejecutar la partida correspondiente al 2003 que asciende a 25.175.548 pesos y que para este año se desglosó así: $ 17.341.266 (Alto Rendimiento), $ 7.490.062 (Deporte Social) y $ 344.220 (Antidoping). Con respecto al 2004, la suba que se contempla alcanza los 7.475.508 pesos, por lo que habrá disponibles 32.651.056 pesos divididos así: $ 21.545.467 (Alto Rendimiento), $ 10.385.344 (Deporte Social) y $ 720.245 (Antidoping).
Sea como fuere, el deporte dispondrá el año próximo de recursos muy escasos si se los compara con otros sectores del Gobierno como Turismo ($ 102.556.220), Cultura ($ 92.031.018) y Prensa y Difusión ($ 79.967.000). Los poco más de 25 millones de pesos para el 2003 significaron un 0,34 por mil del presupuesto total del Estado. Brasil, México y Venezuela, por citar tres naciones de América latina, superan con holgura la inversión argentina en la actividad. El gobierno del presidente Hugo Chávez –de afinidades más que notorias con el de Néstor Kirchner– destinó en el 2003 unos 68 millones de dólares. La ubicación obtenida por el Alto Rendimiento –el sector que absorbe más dinero– en los últimos Juegos Panamericanos guarda correlación con las cifras. Nuestro país bajó del cuarto puesto (Winnipeg ‘99) al séptimo (Santo Domingo) en el medallero. La desintegración presupuestaria, no obstante, se inició durante la administración de rapiña que lideró Carlos Menem y se profundizó con el gobierno de la Alianza.
Los recursos disponibles no son el único problema que debe afrontar Perfumo; también cómo se utilizan y con qué fines se organizan determinados eventos. Fuentes consultadas por Líbero que se desempeñan en el Cenard mencionaron que el nuevo secretario ya recibió la suficiente información sobre los tradicionales Juegos Evita y los programas denominados Deporte en las Villas y Deporbarrio. Los primeros quedaron muy lejos de su esplendor, cuando entre 1953 y 1954 convocaban a 218.540 chicos sobre una población argentina que rondaba los 16 millones de habitantes. La última versión de los Evita efectuada este año no habría llegado a reunir ni la cuarta parte de aquella cantidad de pibes.
Desde la propia Liga Justicialista del Deporte que encabezan varios ex funcionarios y representantes de confederaciones o asociaciones deportivas, se cuestiona que el programa Deporte en las Villas haya sido otorgado a la Asociación para el Desarrollo del Deporte Social en la Argentina (ADSA), que conducen empleados de la secretaría. Mediante el expediente D-0125/2003 se les entregó la suma de 95 mil pesos a Carlos Casaccia, Javier Fernández y Luis Vázquez, quienes dependen del profesor Gilardi, uno de los hombres que llegó con Scioli y aún conserva su puesto. ADSA se formó este año y no tenía ningún antecedente deportivo.
Sin embargo, esa condición no impidió que también se delegara en la curiosa asociación presidida por el empleado de la secretaría Casaccia, la coordinación de Deporbarrio, un programa de fútbol infantil destinado a menores carenciados de 9 a 12 años de la Capital Federal. Este evento fue presentado por Perfumo y, en su primera etapa, contempla a pibes de los barrios Cildañez, Flor de Ceibo, Zavaleta, Carrillo, Soldati, Rivadavia, Calaza y las Villas 15, 20, 26 y 31. “Esta iniciativa tendrá carácter federal, llegará a todo el país”, anunció Gilardi cuando se lanzó el programa.
Los fondos destinados a este tipo de iniciativas, que en lo conceptual pueden resultar muy loables, salen del presupuesto de la secretaría queahora depende del ministro Alberto Fernández. “A esta función no llego por votos, rosca política, ni por ideología partidaria, a pesar de haber votado siempre al peronismo. Eso amplía mi campo de acción, porque actuaré sin condicionamientos, en una gestión absolutamente transparente”, escribió el licenciado Perfumo en el diario Olé, del que es columnista, a poco de asumir su cargo. El hombre respetado y de dilatada trayectoria en el deporte, pero también funcionario principiante, a los 61 años, agregó: “Ahora debo formar un equipo, porque, como decía Angelito Labruna, ‘los campeonatos se ganan antes de jugar’. Tengo que elegir bien a los que van a jugar conmigo...”.
En efecto, el Mariscal todavía está modelando su propia fuerza y, como especialista en el manejo de grupos, no quiere dar pasos en falso. El magro presupuesto, un entorno heredado, la aplicación de una Ley del Deporte olvidada, los vaivenes políticos del cargo que aceptó cubrir y el reto que implica atender los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 sin descuidar al deporte social, son desafíos demasiado importantes para empezar en la función pública.
Queda claro que Perfumo necesitará de algo más que su cintura de eximio futbolista y su formación como psicólogo social para no defraudar como ocurrió con otros ex deportistas que ocuparon antes su mismo cargo. Bastaría con repasar las gestiones de Hugo Porta y Marcelo Garraffo en dos gobiernos sucesivos y diferentes de los que terminaron siendo inocentes marionetas.