INDEPENDIENTE VENCIó A VéLEZ Y A LA CICLOTIMIA
De la angustia al placer sin escalas
La victoria en Liniers mantiene al equipo de Avellaneda en la lucha por el Apertura, pero no aleja los fantasmas que genera la falta de consistencia en el rendimiento del conjunto, cuya fantástica producción ante Racing parece ya prehistórica. Silvera y Franco, los autos de los goles del triunfo.
› Por Adrián De Benedictis
A pesar de todas sus incógnitas, Independiente sigue su marcha en busca del éxito que le es esquivo desde hace ocho años. La inestabilidad de este equipo es tan grande, que la gran exhibición ante Racing ya parece haber quedado en el recuerdo, y aún no volvió a demostrar sus verdaderas armas para discutir por el título. En la tarde de Liniers, el conjunto de Avellaneda pasó de ocupar un lugar en los puestos de Promoción, a ubicarse en soledad en el segundo lugar de la tabla, después del gol que le dio la victoria a nueve minutos del final. Así es el presente de Independiente: capaz de transformarse en un protagonista con alto peso específico, o a perderse en la intrascendencia de la mediocridad.
Los interrogantes del equipo conducido por Américo Gallego tienen que ver con su identidad, que no logra definir. Por momentos, amenaza con pasar por arriba a su rival, a partir de las alianzas que forman Insúa con Guiñazú por la izquierda, y Montenegro con Ríos por la derecha. Además, a eso se suman los desbordes de sus laterales, Serrizuela y Domínguez, que cada vez que se desprenden por su franja lo hacen con mucho criterio. Pero en otros instantes, ese mismo Independiente se olvida de todo lo bueno que puede desplegar, para retrasarse hasta su área y esperar que Gabriel Milito resuelva todo con la categoría de un veterano.
Y eso fue lo que hizo ayer en el estadio de Vélez. Apenas habían pasado dos minutos cuando se puso en ventaja con un cabezazo de Silvera, luego de un centro de Serrizuela desde la derecha. A partir de ahí, sólo se acercó a Sessa con un tiro de lejos de Montenegro, a los 23 minutos; y con un córner de Serrizuela que, después de algunos rebotes, Falcón despejó sobre la línea. Eso fue todo lo que provocó en esa primera parte, donde Vélez estuvo cerca de igualar sobre el final: primero Nanni remató cerca del palo; luego Díaz le tapó un cabezazo a Fuentes; después Husain probó desde afuera del área y también salió cerca del palo.
Para colmo, a los dirigentes de Independiente no les cayeron nada bien las declaraciones del técnico Gallego, cuando anunció que dejará el club dentro de tres meses, debido a que desea abandonar el país por la falta de seguridad. Los directivos consideran que eso puede afectar el rendimiento del equipo hasta el final del torneo.
Por ello, esa falta de decisión que Independiente muestra en la cancha fue aprovechada por Vélez, que a los 13 minutos del segundo tiempo empató con un tanto de Nanni, que tocó la pelota sin marca dentro del área chica, luego de que Valdemarín intentara pegarle al arco. Antes, Sessa le ganó con el pecho un mano a mano a Montenegro. Más tarde, otra vez el arquero respondió bien ante Silvera, y luego Montenegro tampoco pudo definir en dos oportunidades. Cuando los caminos se cerraban, Franco cabeceó un tiro libre de Serrizuela para desatar la euforia de los visitantes, y antes de irse expulsado infantilmente.
Evidentemente, la ciclotimia es el patrón de esta versión de Independiente, que de la angustia al placer no encuentra distancia.
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