Buena victoria de Racing en un partido en que se respetó a la gente –diez mil personas, más de 70 mil de recaudación– pues ambos pusieron todo lo que tienen. En Gimnasia faltó un Messera y un tiempo entero de aire. En Racing no faltó nadie: ni siquiera la tribuna, que alentó a lo loco.
El clima fue absolutamente diferente del que se vivió (o murió) en Mendoza en la jornada inaugural, porque sobre todo las hinchadas “amigas” –ver aparte– de Racing y Gimnasia poblaron las tribunas del José María Minella con ganas y con gente. Además, hubo una ceremonia inicial con fuegos artificiales, una plaqueta de los de Gimnasia al campeón de Apertura y muchas ganas de ver fútbol.
Se vio, de eso, poco. Sin embargo, el partido fue interesante. Con un Gimnasia que arrancó mejor que el impreciso campeón. Los volantes del Lobo, incitados constantemente por los gritos del técnico Ramacciotti, apretaron y ganaron en el medio y, aunque no hubo llegadas claras, predominaron en el primer cuarto de hora. Los platenses subían por izquierda con Licht –obligando a retroceder a Vitali– o con Troglio por el otro lado. Y en una subida del veterano Sanguinetti, su centro paralelo no fue rechazado por Ubeda que pifió en el primer palo y Sava definió de primera con un zurdazo.
Reaccionó Racing y tuvo veinte minutos de empuje desordenado que le permitieron llegar mientras los volantes de Gimnasia se iban para atrás. Así, un buen toque de Estévez dejó solo a Chatruc que tocó apenas afuera; y al rato una individual de Maceratesi por derecha que terminó con zurdazo muy arriba en el borde del área chica. En los últimos diez reaccionó Gimnasia y Troglio remató cruzado apenas desviado.
Merlo hizo entrar a Milito por el Mellizo, puso tres delanteros y cambió el partido. A los segundos, centro del Flaco y ya clásico “pechito” de Maceratesi en el primer palo: golazo. Y, con un Gimnasia desconcertado, inmóvil, a los 8, el segundo: un par de torpezas y rebotes de Herner en el despeje y Milito que fusiló al casi debutante Romero: 2-1 y otro partido. El Lobo ya estaba para la goleada.
Entró Viveros por Estévez para tocar y el partido comenzó a parecerse a uno más del Apertura: Racing, una vez remontado el resultado a fuerza de empuje, congelaba. Y después de esos minutos de vértigo el partido se cayó porque los de Ramacciotti no podían hacer nada. Así, un último arranque de Milito –que anduvo muy bien– terminó en penal y Bedoya fusiló. Listo.