HISTORICO TRIUNFO DE LA ACADEMIA POR 4 A 3 EN LA BOMBONERA
De la mañana a la noche, Racing
En el historial de Boca y Racing hay muchas goleadas inolvidables. A ellas habrá que sumar ahora el partido que jugaron en la mañana de ayer en la Bombonera. Boca ganaba 2 a 0, Racing hizo tres goles en un ratito y se puso 3 a 2, empató Boca 3 a 3 y sobre la hora se produjo el 4 a 3 definitivo. Nadie olvidará el emocionante segundo tiempo.
› Por Ariel Greco
Racing se llevó un triunfo histórico de la Bombonera. Con una remontada para el recuerdo, el equipo de Osvaldo Ardiles se recuperó de un 0-2 en el primer tiempo para llevarse una festejadísima victoria por 4-3 que ni el hincha más fanático hubiese imaginado 45 minutos antes. La enorme actitud de Adrián Bastía, la levantada de los volantes y, sobre todo, las increíbles ventajas que dio el fondo de Boca posibilitaron que la alegría cambiara de manos. El conjunto local tuvo todo para ganar, hasta incluso después de haber dilapidado dos goles de ventaja, pero sus errores defensivos y conceptuales lo condenaron a una derrota muy dura, que será difícil de asimilar. Tanto que hasta la continuidad de Oscar Tabárez quedó bastante complicada (ver aparte).
Es difícil explicar cómo el bodrio del primer tiempo se convirtió en un partidazo, cuando todo hacía suponer que nada cambiaría. Y mucho más complicado resulta entender las razones que llevaron a Boca a dejar escapar un partido que se le había facilitado de manera inesperada. Porque, hasta el gol de Delgado, el equipo de Tabárez se había mostrado más compacto, pero no había creado situaciones de peligro. Y luego del 1-0 tampoco ejerció una gran superioridad. Por eso, sin merecerlo, y casi sin proponérselo, Boca se fue el descanso con un 2-0 que parecía decisivo por la inoperancia de los visitantes. Hasta los hinchas de Racing lo suponían, ya que desde el arranque del segundo tiempo comenzaron a cantar eso de “aunque ganes o pierdas...”. Si Racing casi no había pateado al arco en los primeros 45 minutos, resultaba ilógico pensar que podía marcar dos goles en los restantes 45. Además, si agrupando gente en el fondo había recibido dos goles, con espacios para la contra de Boca, la ecuación era bastante peligrosa. Sin embargo, en una ráfaga de ocho minutos dio vuelta la historia.
La mayor virtud de Racing fue aprovechar su momento. Pese a la desventaja, no se desesperó en busca del descuento y fue paciente para aguardar algún descuido de su rival. Y, por más que parecía inofensivo, el equipo de Ardiles pegó con dureza cuando surgieron todas las falencias de Boca. Así, por más que nunca arrolló a su adversario y que ni siquiera ejerció un dominio claro, Racing pasó a ganar el partido gracias a su contundencia: cuatro llegadas, tres goles. Eso sí, contó con la inestimable colaboración de los defensores de Boca: nadie marcó a Bastía en el primero, Clemente Rodríguez se llevó puesto un centro de Milito en el segundo, y Cascini regaló un contragolpe en tres cuartos con todo su equipo jugado en el tercero. Racing no lo desaprovechó.
Repuesto de los mazazos, Boca volvió al partido. Ya sin Ezequiel González, inexplicablemente reemplazado, el conjunto de Tabárez arrinconó a Racing, que nuevamente se refugió cerca de Cuenca. Claro que, a diferencia de la primera etapa, la actitud para pelear era otra, y todas las divididas eran para los de blanco y celeste, en especial si la lucha pasaba cerca de Bastía. Igual, con más fútbol, Boca desbordaba por ambos costados y no sorprendió que llegara al empate tras una gran jugada colectiva. Allí, otra vez, las apariencias engañaron. La sensación era que si había un ganador, el triunfo se iba a quedar en La Boca. Había recuperado confianza, su gente empujaba y no se conformaba con el punto. Por el contrario, a Racing el empate le cerraba.
Pero, para completar un partidazo, todavía faltaba un golpe de efecto. Y ello ocurrió en los últimos cinco minutos, otra vez con la defensa de Boca y el oportunismo de Racing como protagonistas. El que aprovechó el regalo fue Mariano González, con un tanto que no olvidará nunca. Su primer gol en Primera se lo metió sobre la hora a Boca, en la Bombonera, para lograr un triunfo histórico.
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