UNA LECCIóN PARA EL EQUIPO DE AVELLANEDA, SI QUIERE SEGUIR PELEANDO EL TíTULO
Sigue siendo uno de los candidatos al título, pese a la derrota con Estudiantes. No debe perder la audacia ni mucho menos la tranquilidad, pero anoche necesitó la profundidad de que gozó en Santa Fe y que precisa recuperar.
› Por Daniel Guiñazú
Le pasó muchas veces en los últimos tiempos de su historia más que centenaria. Y volvió a pasarle anoche. Cada vez que Racing construye una ilusión, y que una multitud hace estallar el Cilindro de Avellaneda de sonido y color blanquiceleste, una derrota manda todo a foja cero y obliga a empezar de nuevo. No mereció la Academia probar anoche el amargo polvo de la frustración. Pero los tres puntos se marcharon con Estudiantes de regreso a La Plata. Por eso, el silencio y la bronca dominaron la escena académica del final. Aunque sin la carga de histeria o de rebeldía de tantas otras ocasiones. Claro, soplan vientos más felices. Racing ya no pelea por sostenerse en Primera. Ahora cree que puede ser campeón. O al menos luchar hasta el final.
Racing quiere. ¿Racing puede? El 0-1 no implica que Miguel Angel Russo deba descartar todo lo bueno que había conseguido hasta aquí y empezar de nuevo. Quizá desde la llegada de Gio Moreno (y mucho más ahora que el colombiano no está) se percibe un equipo vertical y punzante. Pero mucho menos urgido y vertiginoso. Más interesado en la elaboración que en el vértigo porque sí. Racing juega al ritmo que quiere, no al que le imponen las urgencias de 45 mil almas. Y ése es un enorme paso adelante.
Podrá decirse que a su mayor intención ganadora le faltó profundidad, y se estará en lo cierto. Racing tuvo más tiempo la pelota que Estudiantes y, seguramente, más ganas de ganar. Pero a diferencia de los partidos con Olimpo y Colón, en los que generó juego, llegadas y goles de sobra, anoche el fútbol le apareció en los ratos en que se lo permitió Estudiantes (que no fueron muchos), apenas produjo tres situaciones claras en noventa minutos y el gol que anotó Teófilo Gutiérrez fue anulado por posición adelantada. Hauche, Lugüercio y Gutiérrez no resultaron los delanteros picantes que venían siendo. Pero Racing tiene poder de fuego. Y ese dato debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar potencialidades. No abundan equipos así.
Patricio Toranzo no gozó de su mejor noche. Le hizo un notable caño a Enzo Pérez, pisándosela de espaldas en el primer tiempo. Pero de él se espera bastante más que lujos esporádicos. Se lo devoró la fricción que Estudiantes propuso e impuso en el medio. Y no fue determinante. De la misma manera que Pillud y Licht, que gravitaron mucho menos que en los dos partidos anteriores. Sólo Yacob mantuvo la bandera en la mitad de la cancha. Y no fue casual en un partido en el que los que corrieron y metieron pudieron más que los que pretendieron jugar.
Acaso pueda criticársele a Racing que nunca pudo hacerle a Estudiantes una diferencia clara que pusiera en entredicho el resultado. Pero no perdió ante cualquiera. Cayó ante el último campeón argentino, seguro clasificado a los octavos de final de la Copa Libertadores y dueño de un oficio y una solvencia colectiva que le reconocen hasta aquellos que no le reconocen casi nada. Era un listón muy alto el que Racing debía pasar. Y no lo pudo superar. De todas maneras, sigue siendo uno de los grandes candidatos. Racing ha dado sobradas pruebas de fortalecerse a partir de la adversidad.
Estadio: Racing.
Arbitro: Diego Abal.
Gol: 39m, H.R. López (E).
Cambios: 74m Barrientos por González (E), 83m Zuculini por Toranzo (R), 90m M. Sánchez por Pérez (E).
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