Lun 11.03.2002
libero

No hubo nada que lamentar

› Por Adrián De Benedictis

Después de una semana tensa, el Superclásico se vio bendecido por la ausencia de episodios de violencia, y no se registraron incidentes de importancia. Apenas fueron detenidas 13 personas, antes de comenzar el partido y por infracciones a las leyes contravencionales (posesión de estupefacientes o de artículos pirotécnicos). Eso fue lo más “grave” que ocurrió en los alrededores de la Bombonera, según confirmaron fuentes de la comisaría 24ª. Todas estas detenciones se produjeron en las cercanías del Parque Lezama, hasta donde se extendió el cerrojo policial.
Un impresionante operativo policial, que contó con 1350 efectivos, anuló cualquier intento de violencia entre los simpatizantes de ambos equipos. La hinchada de River, conocida como “Los borrachos del tablón”, concurrió custodiada por muchos agentes de seguridad desde el propio Monumental, y antes de acceder al estadio de Boca tuvieron que atravesar tres cacheos.
Por el lado de Boca, la hinchada local llegó con bombos y banderas a cinco minutos de comenzado el encuentro, y se dedicó a alentar siempre al equipo, aun cuando la derrota ya era un hecho consumado. Solamente desde las plateas y algunos palcos se dedicaron a insultar a algunos jugadores.
El pacto de no agresión difundido públicamente el viernes por las barras de River y Boca (ésta, bajo la representación del procesado Fernando Di Zeo) se cumplió sin inconvenientes.
En otras canchas, en tanto, también se tomaron más recaudos de los habituales, como por ejemplo en Banfield para recibir a Chacarita, pero finalmente no hubo detenidos por hechos de violencia. La policía (personal de la comisaría 2ª de Lomas de Zamora) colocó un vallado a una cuadra del estadio de Banfield, pero el grueso de la hinchada de Chacarita no llegó nunca a la cancha. Según allegados al club de San Martín, los hinchas salieron sólo media hora antes del partido desde San Martín porque no conseguían micros para trasladarse, pero no se presentaron en el Sur.
En Santa Fe, en cambio, durante los primeros minutos del segundo tiempo del encuentro entre Unión y Central, hubo algunas corridas en la tribuna visitante. Al parecer, la violencia no apareció ayer por las canchas.

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