[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Pocos días atrás, la presidenta Cristina Fernández homenajeaba a los deportistas castigados por la dictadura de 1955 y a los desaparecidos por la aun más sangrienta, que comenzó el 24 de marzo de 1976. Las nuevas generaciones veían en una pantalla las imágenes que la historia guarda de esas glorias del deporte argentino, simbolizadas en las figuras de cinco grandes que aún disfrutamos entre no-

sotros, como el ex remero Eduardo Guerrero, el ex esgrimista Fulvio Galimi, el ex basquetbolista Ricardo González y los ex atletas Osvaldo Suárez y Walter Lemos, y la ex tenista ya fallecida Mary Terán de Weiss, y era emocionante comparar los rostros juveniles del pasado con el presente de cada uno de ellos, que saludaban de la misma forma que cuando los premiaban al obtener sus logros mientras todos los aplaudíamos con idéntico fervor con el que lo hicieron los de las generaciones de 60 años atrás. Y cuando pasaban las imágenes de los deportistas desaparecidos del ’76, no podíamos compararlas con las del presente. Como era lógico, estaban congeladas en ese tiempo. Pero igual se percibía que estaban ahí en Tecnópolis. Presentes.

Estas dos situaciones de nuestro doloroso pasado nos pueden llegar a hacer pensar que, como sucedió en 1976, en un futuro se pueden repetir.

Sin embargo, a partir de la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final que llevó adelante ese inmenso compañero de lucha que fue Néstor Kirchner, hoy tenemos a más 350 responsables de delitos de lesa humanidad cumpliendo condena, y esto es lo que reasegura en gran medida que no se vuelva a repetir otro genocidio.

Los hijos ideológicos del ’55 volvieron en el ’76 porque sus padres ideológicos no fueron llevados a juicio por sus bombardeos a Plaza de Mayo, los fusilamientos que realizaron y/o apoyaron en José León Suárez, o el asesinato al general Valle en la cárcel de la avenida Las Heras. Los que quieran interrumpir un proceso democrático en el futuro sabrán que hasta el último día de sus vidas los familiares de las víctimas lucharán para llevarlos a la cárcel. Y saben que eso ocurrirá, porque hoy ya está sucediendo.

Desde el deporte seguiremos acompañando las políticas de memoria, verdad y justicia, llevando por siempre las imágenes de todas nuestras glorias que han envejecido con el paso del tiempo y los rostros juveniles congelados en la historia que nos acompañan con su mirada.

* Secretario de Deporte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.