Lun 28.10.2013
libero

EN 2014 ENTRARá EN VIGENCIA EN CUBA UNA NUEVA POLíTICA HACIA SUS DEPORTISTAS

Todo contra el bloqueo y la deserción

Mañana se volverá a tratar en la ONU el bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba. En esta nota se repasan algunas de las trabas que sufre el país caribeño por ese motivo. Y los cambios que impulsa el gobierno para evitar la fuga de talentos.

› Por Gustavo Veiga

El deporte cubano no escapa a las consecuencias negativas del bloqueo que le impone Estados Unidos a la isla hace 51 años. Mañana la ONU volverá a rechazarlo por aplastante mayoría una vez más. Pero eso no evitará que se repitan pérdidas millonarias; importaciones más caras de pelotas, botines o jabalinas por los fletes; retenciones indebidas de dinero por premios ganados en competencias internacionales o que la maquinaria de propaganda del gobierno de Obama continúe estimulando la salida de talentos. Una política que no le aplica a ninguna nación de la tierra. Pese al costo que paga Cuba por esa agresión económica, a veces, esas medidas hacen agua. En la última semana, el sitio www.baseballdecuba.com publicó que uno los mejores beisbolistas, el pitcher Ismael Jiménez, había abandonado el país hacia República Dominicana. No era cierto.

“Es una patraña de alguien que lo hace con doble intención, con la idea de desestabilizar, de joderle la vida a quien se ha entregado siempre, que es revolucionario desde muy temprana edad como yo, que lo llevo en la sangre”, le dijo el deportista al diario Escambray, de Sancti Spíritus, cuando le golpearon la puerta de su casa. Estaba allí y no en el exterior. Desde enero próximo, en Cuba entrará en vigencia una nueva política hacia los atletas que intentará terminar con las deserciones de otros tiempos (ver aparte).

El Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y la Recreación (Inder) difundió en septiembre un informe que señala, entre otros perjuicios para la isla, cómo Estados Unidos retiene 2.300.000 dólares que las selecciones cubanas de béisbol ganaron por participar en las ediciones mundiales de ese deporte en 2009 y 2013. Fidel Castro había respondido en marzo de 2006 con el gesto contrario: anunció la donación de los ingresos obtenidos en la primera liga mundial de 2005 a las víctimas del huracán Katrina que devastó Nueva Orleans. Al año siguiente delegaba el mando interino del gobierno en su hermano Raúl.

Según el Inder, Cuba tuvo que importar insumos deportivos por 1.070.000 dólares debido al bloqueo. También gastó 72.000 dólares en fletes. Podría haber evitado una parte de esas sumas si tuviera acceso al mercado estadounidense. La adquisición de materiales en países más alejados que su hostil vecino del norte, elevan por arriba del 50 por ciento los costos. Pelotas, calzado deportivo, cronómetros, jabalinas o vallas para atletismo, los debe comprar en Europa o Asia.

El embajador cubano en la Argentina, Jorge Lamadrid Mascaró, detalló en una reciente conferencia de prensa sobre el bloqueo: “Durante la administración del presidente Barack Obama se ha intensificado más el cerco económico y financiero, y hoy la Oficina Federal de Control de Bienes tiene más agentes persiguiendo las transacciones cubanas que las acciones de terroristas en el mundo”. Si tomáramos como ejemplo al béisbol o a la natación, los bates reglamentarios de las marcas Louisville, Wilson y Xbat o el trampolín para hacer clavados en una pileta olímpica pondrían en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos si caen en manos de la Revolución.

La lista de trabas que perjudican al deporte de la isla es larga. A las anteriores se suman la prohibición de EE.UU. para que sus delegaciones de atletas no puedan competir en Cuba o que esa negativa se extienda a los dirigentes o entrenadores. Así ocurrió en noviembre de 2012 en La Habana, cuando las autoridades yanquis les negaron el permiso para concurrir a la reunión del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Básquetbol aficionado.

Los hechos, sin embargo, parecen avanzar en sentido inverso: hace veinte años, el arquitecto argentino Rodolfo Livingston publicaba el libro Cuba existe, es socialista y no está en coma. Ese título podría aplicarse a un triunfo diplomático en la ONU que se descuenta –en 2012 el resultado fue de 188 a 3 (EE.UU., Israel y Palau)– y tendrá lugar mañana martes, cuando otra vez se vote en contra del bloqueo de Estados Unidos contra la isla. Una isla que en materia deportiva es un continente a juzgar por sus resultados históricos en los Juegos Olímpicos, Panamericanos y Centroamericanos.

En Londres 2012, bajo las actuales condiciones del bloqueo que el gobierno de Raúl Castro denuncia (más de un billón de dólares en pérdidas), salió decimosexta con catorce medallas: cinco de oro, tres de plata y seis de bronce, aunque lejos de la cosecha obtenida en juegos anteriores (en Barcelona 92 tuvo su marca record de 31 medallas). También debe considerarse otro dato. Si Cuba es desde hace cinco décadas una potencia deportiva regional, en buena medida se debe a que antes de la Revolución había ganado tan solo doce medallas y durante su vigencia lleva 196. Una diferencia que prueba el valor supremo que hoy se le da al deporte en la mayor de las Antillas.

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