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Lunes, 11 de marzo de 2002

SI SE SUMAN LOS PUNTAJES INDIVIDUALES ESTIMADOS, NO HAY DUDAS

River, diez puntos arriba

Boca no jugó mal: hizo lo que pudo con lo que tiene, que es poco sin Riquelme. El rendimiento colectivo de River fue muy superior. Tuvo, además, figuras alternativas como Cambiasso o el sorprendente Rojas, que obraron como recambio del habitual protagonismo de Ortega-D’Alessandro o Cavenaghi en la definición. Funcionó como equipo. En Boca no hubo ideas ofensivas ni aptitud para convertir. Crosa, Guillermo y Clemente hicieron lo suyo. Pero la dependencia de Riquelme es demasiado ostensible: brilló una vez más; esta vez, por su ausencia.

Con figuras no habituales

Por Adrián De Benedictis
Comizzo (7): fue una de las claves para que River haya mantenido el cero en su arco. Cuando Boca más buscaba, él apareció para contener cualquier ataque. En el primer tiempo sacó dos tiros libres de Barros Schelotto y le tapó un mano a mano a Delgado. En la segunda parte, otra vez ganó un duelo ante Rodríguez. Sólo se equivocó en una salida aérea.
Garcé (4): el más flojo de River. Además de tener problemas en la marca, también estuvo impreciso en las entregas de pelota. Siempre tuvo inconvenientes para controlar al delantero que estaba por ese lado. Boca aprovechó esa zona para atacar.
Ayala (6): estuvo firme actuando como último hombre y fue muy difícil de superar en los duelos personales. Una vez más se lo vio seguro en el juego aéreo. Participó en el gol de Cambiasso, bajando la pelota de cabeza. Su punto negativo fue el juego brusco: en muchos casos pegó innecesariamente.
Rojas (8): su buen rendimiento lo coronó con una definición brillante, a los 88 minutos, en el tercer gol de River, cuando el paraguayo picó la pelota, de derecha, por arriba de Abbondancieri. Acertó en la marca de Barros Schelotto, y cuando se proyectó lo hizo con criterio. Sólo al principio del partido estuvo inseguro.
Coudet (6): jugó un gran primer tiempo, pero cambió su postura en la segunda mitad. Estuvo cerca de convertir al minuto de juego, pero encontró bien ubicado al arquero. Más tarde, a los 41 minutos, tuvo su premio definiendo de derecha con un tiro cruzado. Después no gravitó.
Ledesma (5): comenzó seguro y ordenado en la distribución. A medida que pasaban los minutos fue perdiendo el dominio de la zona central, y Gaitán lo anticipó en varias oportunidades. Fue amonestado por una falta fuerte.
Zapata (5): volvió a tener problemas en la marca por su sector, y dejó la franja izquierda muy descubierta. No mostró el despliegue de otros partidos. Aportó una sola vez en ofensiva, pero su remate se fue por arriba del arco.
D’Alessandro (6): sin haber estado en toda su dimensión, fue el que más intentó encabezar todos los circuitos ofensivos de su equipo. Muchas veces apareció demasiado retrasado, y el equipo perdía sorpresa. En ese aspecto, no se juntó bien con Ortega. Mostró su habitual talento con un disparo que se fue por arriba.
Ortega (6): después de diez días sin jugar estuvo demasiado estático, y sólo se destacó con apariciones fugaces, pero recién en la segunda etapa. De esas intervenciones, en una dejó solo a Cavenaghi ante el arquero, y la otra terminó en el gol de Rojas.
Cavenaghi (5): no pudo explotar como lo venía haciendo en el torneo. Si bien la pelota no le llegó mucho, en la más clara el palo le negó el gol. Quedó perdido entre los marcadores centrales de Boca.
Demichelis: ingresó por Zapata y se ubicó como defensor central. Colaboró en el juego aéreo y respondió bien.
Pereyra: entró por Ledesma y en la primera jugada fue amonestado por pegar.
Husain: reemplazó a Coudet para moverse por la derecha. No influyó.

Sin figuras ni variantes

Por Facundo Martínez
Abbondancieri (5): comenzó el encuentro con una gran atajada, tras un violento y sorpresivo remate de Coudet, y también le tapó un buen tiro a Cambiasso sobre el final de la primera mitad. No tuvo responsabilidad directa en los tres tantos que le convirtieron y respondió bien con los pies cuando fue exigido; no le salieron bien los saques de arco: casi todos fueron afuera o a los rivales.
Calvo (5): un poco nervioso al principio, cuando parecía el elegido para sacar la pelota desde el fondo. Se movió bien por la banda derecha: fue prolijo en la marca y no se achicó nunca frente a Zapata ni Ortega. Perdió algo de fuerza en los últimos minutos, contenido quizás por la amenaza latente de los contraataques.
Burdisso (4): fue el más flojo de los defensores. Se lo vio mal parado, algo perdido en las marcas y muy errático con la pelota: ante la más mínima duda, prefirió siempre reventarla contra la platea. Su afán por sacar al equipo del apriete, adelantándose, le hizo perder varias veces el control a sus espaldas.
C. Rodríguez (6): durante los primeros minutos Ortega y Coudet se hicieron un picnic por su franja, pero eso no duró mucho, porque tras algunos aciertos ganó en confianza y en firmeza. Así consiguió robar varias pelotas, apoyado por la presión que metía Traverso y por la seguridad que le aportaba Crosa, quien seguía todas de cerca. Lo mejor se le vio en ataque. En el complemento, cuando Giménez paseaba por el mediocampo, buscó constantemente el desborde y desniveló asociándose bien con el Mellizo.
Battaglia (4): no aportó la dinámica que necesitaba el equipo y se equivocó seguido en los pases. En la marca alternó buenas y malas. Muy impreciso en la ofensiva.
Serna (5): todo lo bueno que hizo en el primer tiempo –marcó bien y se mostró siempre para jugar la pelota– o opacado por el error que provocó el segundo tanto de River: perdió una pelota increíblemente. En el segundo tiempo no estuvo muy exigido, pero respondió correctamente.
Traverso (5): en ataque aportó poco, pero ya sin Gaitán en la cancha se soltó y se movió por toda la zona de volantes para que sus compañeros pudieran descargar. Generalmente estuvo bien en la marca, pero sobre el final se enfureció, pegó de más y fue expulsado.
Gaitán (5): había sacado chapa de conductor, con varias buenas jugadas, pero se equivocó en los últimos metros, en la zona de definición, y eso le costó ser reemplazado en el complemento. Su ausencia se sintió después, cuando el ingresante hizo extrañar su capacidad para armar juego.
Delgado (5): no generó peligro verdadero: insinuó más que lo que concretó. Tuvo una primera mitad demasiado discreta y remontó un poco en la segunda parte, cuando se encontró con Carreño.
Gmo. Barros Schelotto (6): fue el que más peligro generó, sobre todo en el primer tiempo y con las pelotas paradas, pero se engolosinó demasiado en el traslado de la pelota. Hizo muy difíciles las cosas simples.
Giménez (3): no aportó soluciones para el ataque, tampoco para la marca.
Carreño (5): fue una inyección de fuerza y voluntad para el equipo. Generó peligro y estuvo cerca del gol. Buscó tanto el arco como a sus compañeros, siempre con los ojos muy abiertos.

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