GANO EN SOPOT, POLONIA, SU TERCER TORNEO CONSECUTIVO
Tricota del Mago
Guillermo Coria suma y sigue. Ayer derrotó al español David Ferrer por 7-5 y 6-1, y se adjudicó el Abierto de Sopot, tercero al hilo, con lo que igualó el record del austríaco Thomas Muster en 1996. Ya está sexto del mundo y tercero en la carrera de campeones que clasifica para el Masters. Ya viajó a Montreal, donde debería debutar mañana. Pero tal vez se baje para descansar. Se lo merece.
No hay novedades. Los de Sopot ya fue casi sopor, como dijo un chistoso, remitiéndose a la previsibilidad aparente de las últimas victorias de Coria. Es que se hizo rutina anotar una nueva victoria del mejor tenista argentino de la actualidad, de su generación, y quién sabe qué otra categoría que lo incluya. En síntesis: Guillermo Coria extendió ayer su impresionante racha ganadora al superar al español David Ferrer por 7-5 y 6-1 en Sopot, Polonia, y conseguir de esta manera su tercer título consecutivo. El Mago de Rufino ya está haciendo historia y de la grande: ganó los últimos 15 partidos sin ceder un solo set, lo que le permitió adjudicarse, además del de ayer, los títulos de Stuttgart y Kiztbuhel. Una continuidad apabullante.
Es que durante toda la semana en Polonia el argentino volvió a jugar a un nivel altísimo, que no sólo lo ayudó a ganar su tercer título consecutivo sino a acceder –desde hoy– al sexto lugar en el ranking del mundo y al tercer puesto en la Carrera de Campeones, lo que hace ya casi un hecho su clasificación para el Masters de Houston, algo que ningún argentino logró desde que lo hizo José Luis Clerc en 1983.
Los números de la racha de Coria son por demás elocuentes, puesto que ganó 26 de los últimos 27 partidos sobre polvo de ladrillo y en los 15 triunfos seguidos no cedió un set (lleva 32 sin perder) y solamente perdió 67 games. El Mago, vencedor en las rondas previas del rumano Victor Hanescu, el belga Christophe Rochus, el francés Olivier Mutis y el peruano Luis Horna, igualó en Sopot la marca del ya retirado jugador austríaco Thomas Muster, el último tenista que logró ganar tres torneos en forma consecutiva.
Muster ganó en 1996 los torneos de Estoril, Barcelona y Montecarlo en forma sucesiva, en una serie que hasta el momento nadie había logrado repetir. “Es muy importante batir records y que te comparen con grandes jugadores. Si nadie lo lograba desde hacía tanto tiempo es porque debe ser muy difícil. Con la mano en el corazón, no creí que fuera capaz de ganar. Estoy muy feliz”, señaló Coria.
El argentino sufrió las consecuencias de tantos partidos seguidos, sobre todo en el primer set, en el que el calor reinante acentuó los síntomas del cansancio acumulado. Sin embargo, la granítica confianza con la que está jugando el de Rufino acabó decantando el set de su lado y, finalmente, el partido.
“Este torneo era diferente porque venía muy cansado. Decidí jugar y saqué adelante partidos muy difíciles. El mayor porcentaje del éxito está en la cabeza. Cuando uno tiene confianza supera todo, el cansancio, los malos momentos... Estoy muy fuerte mentalmente”, explicó. Sobre su posible entrada al Masters, Coria dijo que “obviamente está cada vez más cerca. Hoy ya estoy apuntando al número uno. Es un sueño que tengo desde chiquito y sería lo máximo en mi vida”, enfatizó. Esta temporada, Coria, quien también ganó el Master Series de Hamburgo con Alberto “Luli” Mancini como entrenador, pegó el salto de calidad con el que siempre había amagado por sus enormes condiciones y talento. El santafesino lleva 38 victorias y sólo cinco derrotas en el 2003 sobre polvo de ladrillo, lo que lo sitúa como el más efectivo en esa superficie por delante de especialistas como los españoles Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyá.
Además de los torneos que ganó, Coria perdió la final de Buenos Aires con Moyá, la final del Masters Series de Montecarlo con Ferrero y la semifinal de Roland Garros, a la que arribó luego de eliminar nada menos que al estadounidense Andre Agassi.
Coria viajó ayer hacia Canadá, donde mañana debutará en el torneo de Masters Series de Montreal, aunque el argentino ya advirtió que sólo participará si realmente se ve con posibilidades de jugar bien. “Llevo ya mucho cansancio acumulado y ahora me espera un vuelo de nueve horas y un horario con siete horas de diferencia. Si empiezo un torneo es para disputarlo; si no, dejaré que otro jugador aproveche la plaza”, aseguró.