Por Daniel Guiñazú

El boxeo argentino vive horas de vigilia. La cuenta regresiva está lanzada y se detendrá en las últimas horas del próximo sábado 9 o en las primeras del domingo 10. En ese momento, Jorge Rodrigo “La Hiena” Barrios subirá al ring del Miami Arena de Miami, Estados Unidos, para conseguir dos versiones de un mismo título del mundo: el superpluma o liviano juniors de la Asociación y de la Organización que hoy, aquí y ahora, son propiedad del brasileño Acelino “Popó” Freitas.
Vale la pelea. Tanto que es posible afirmar que es la más importante que haya disputado púgil argentino en los últimos cuatro años. Desde aquel choque Pablo Chacón-Freddie Norwood de 1999 en Mendoza por la corona pluma de la AMB, ningún compatriota ha tenido rival más calificado y exigente. No hay dudas de que Freitas es el mejor superpluma del mundo. Y está su record para sostenerlo: ganó sus 33 peleas profesionales, 30 de ellas por fuera de combate. Y de esos 30 nocauts, 22 sucedieron en los tres primeros asaltos. Terrible.
¿Quién es Popó Freitas? ¿Qué hizo y qué tiene para ser lo que es, bicampeón mundial y uno de los cuatro deportistas brasileños más populares en un poker que comparte mano a mano con Ronaldo, Guga Kuerten y Rubinho Barrichello? En principio, su historia es la de muchos. Hijo de un levantador de la popular quiniela clandestina (“el Jogo do Bicho”) y de una doméstica, Acelino nació el 21 de septiembre de 1975 en un barrio pobre de la Ciudad Nueva de Salvador, Bahía. Su infancia estuvo repleta de dificultades: recogía la basura de sus vecinos a cambio de unas monedas y se colaba en la escuela para poder comer gratis. De esa época data su apodo: Popó es la forma en que los chicos llaman en Brasil al pecho materno. Y en ese plano, Acelino batió el primero de sus varios records: tomó teta hasta los cinco años de edad.
Con cuatro hermanos boxeadores, era lógico que a los 14 años, se metiera en un gimnasio para hacerse el destino a su manera. Y le fue muy bien. Tan bien que se alzó con 10 títulos entre 1991 y 1995. En los Panamericanos de Mar del Plata, en 1995, ganó la medalla plateada en peso gallo. Y con ese disco colgando de su cuello decidió que era tiempo de hacerse profesional. El 14 de julio de 1995, en Salvador, noqueó en un round a Adriano Soares y dio comienzo a una carrera que pronto dio que hablar: Freitas ganó antes del límite todas sus peleas entre 1995 y 1999.
Con 20 victorias consecutivas por fuera de combate, el 7 de agosto de 1999, arrasó en menos de dos minutos al ruso Anatoly Alexandrov en Le Cannet, Francia, lo mandó tres horas al hospital y conquistó el título pluma de la OMB. Era el primer campeón mundial brasileño desde que en 1975, Miguel de Oliveira lograba la corona de los medianos juniors del Consejo. Y su estilo ya estaba definido: a todo o nada, dando mucho y recibiendo demasiado también. Su mandíbula nunca dio garantías.
El 23 de septiembre de 2000 en Rama, Ontario, superó por KOT en 9 asaltos al santafesino Carlos Ríos, el tercero de los argentinos (antes fueron Gustavo Sayavedra y Claudio Víctor Martinet) que sucumbieron ante el poder mortífero de sus puños. De ahí en más su carrera se desaceleró por dos razones: le era casi imposible seguir dando los 57,152 kg, límite de los plumas y había entrado en conflicto con Arthur Pelullo, el manager de Banner Promotions, la empresa que le manejaba la carrera en EE.UU.
Fue su victoria ante Joel Casamayor (12-1-2002 en Las Vegas), la que reinstaló a Popó en lo más alto de la consideración del boxeo mundial y en el corazón de su pueblo. Aquella noche ganó las coronas AMB-OMB de los superplumas. Y más de 50 millones de brasileños se agolparon ante las pantallas de televisión para ver una pelea cerrada y difícil que Freitas terminó definiendo sobre el final. Los que supusieron que el salto de categoría había humedecido la pólvora del bahiano porque pasó tres peleas consecutivas sin ganar por nocaut, comprobaron que se habían equivocado el 15 de marzo de este año: en Chicago, Freitas puso a dormir en 4 rounds almexicano Juan Carlos “Ranchero” Ramírez y retuvo por segunda vez, las coronas que el sábado habrá de arriesgar ante La Hiena Barrios en una pelea apasionante que la que todo parece ser posible.