En 2015 la Selección Nacional disputó 10 partidos oficiales (Copa América y eliminatorias) y 5 amistosos, de los cuales ganó 8, empató 6 y sólo perdió 1. Eso da un promedio de 66,66 por ciento de los puntos. No está nada mal. Pero la sensación térmica que deja el año del equipo de Martino en la percepción de los hinchas está muy por debajo de esos números. La explicación de esa diferencia está en que en partidos oficiales el promedio desciende a 56 por ciento y que a dos de los encuentros oficiales se los vivió como una notable frustración: 1) el empate contra Chile en la final de la Copa América, que luego se perdió en la definición de penales; 2) la caída como local ante Ecuador en las eliminatorias.

Otra imagen de desencanto se encuentra al mirar la tabla de posiciones de las eliminatorias para el Mundial de Rusia en la que Argentina, con 5 puntos sobre 12, aparece más cerca del fondo de la tabla que de la punta y tiene cinco equipos por delante: Ecuador, Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile.

Sin embargo, el último partido disputado en el año, la victoria contra Colombia en Barranquilla dejó un resquicio para el optimismo. Una derrota en ese encuentro hubiese marcado el final del ciclo de Gerardo Martino, pero el equipo calmó las turbulentas aguas de cambio con un buen rendimiento individual y colectivo que permitió una victoria que debió ser más holgada que ese 1 a 0 final.

Los picos de rendimiento se dieron en ese encuentro y en la goleada contra Paraguay en la semifinal de la Copa América con un fenomenal baile sintetizado en el resultado final (6 a 0) y en la foto de Lionel Messi desparramando rivales en la jugada previa de uno de los goles.

Messi, lesionado poco antes del inicio de las eliminatorias, estuvo ausente en las cuatro fechas jugadas hasta ahora, pero sí disputó la Copa América y jugó por debajo de sus posibilidades en la final ante los dueños de casa. Por haber llegado a la final del Mundial del año anterior y por la jerarquía de sus jugadores, aquí se descontaba que Argentina se iba a consagrar campeón en la Copa América y por esa razón resultó durísimo el golpe. La realidad es que Chile fue el mejor equipo del campeonato, hizo un buen planteo en la final y terminó pateando mejor los penales.

Con el recuerdo de eso que se consideró un fracaso, con la lesión de Messi primero y Agüero después Martino empezó a caminar la flojita cuerda de las eliminatorias. Derrota inesperada contra Ecuador (0-2) empate contra Paraguay en Asunción con gusto a poco (0-0), otro empate contra Brasil (1-1, en un partido que debió ganar) y finalmente victoria contra Colombia (1-0). En cuatro encuentros, Martino utilizó 25 futbolistas. En el primero, jugó este equipo: Romero; Roncaglia, Garay, Otamendi, Mas: Biglia, Mascherano, Pastore, Di María; Agüero, Correa. Y en el último entraron a la cancha Romero, Mercado, Otamendi, Funes Mori, Rojo; Mascherano, Biglia, Banega: Di María, Lavezzi, Higuaín. Seis cambios de un partido a otro, algunos por lesiones, otros por cuestiones tácticas. Martino sigue buscando un equipo y habrá nuevas variantes en la continuidad de las eliminatorias con el regreso de Messi, Agüero y hasta del Flaco Pastore, que también estaba lesionado. Aparecen como inamovibles Romero, Otamendi, Rojo, Mascherano, Biglia, Di María, Messi y Agüero. Después se verá si Zabaleta o Mercado, Funes Mori o Garay y Pastore o Banega. La incógnita se develará en los encuentros del 24 y 29 de marzo del año próximo cuando se debe enfrentar a Chile en Santiago y a Bolivia en Buenos Aires. Una vez más la lupa estará puesta sobre Martino a quien se le exigirá como mínimo que se sumen 4 puntos sobre 6.

Una cosecha inferior a esa será vista como catastrófica según el estilo nacional de exagerar el elogio en la victoria y agudizar la crítica en la derrota.

Las eliminatorias (que importan mucho más que la Copa América extra) tienen todavía un largo recorrido. Y las chances de clasificación, aunque a Martino se lo mire con desconfianza, siguen siendo enormes.