Lun 04.08.2003
libero

LAS RENOVADAS ESTRELLAS APORTARON SOLO DESTELLOS INTERMITENTES

Tres puntos sin mucho brillo

En un partido entretenido y de ida y vuelta, River debió sufrir. Chicago jugó de igual a igual en el Monumental pero, disminuido, cayó sobre el final. En el segundo tiempo sacó ventaja el equipo de Márcico con gol de Tilger y empató enseguida Pereyra por igual vía. Madorrán expulsó a Basualdo y Chicago, con uno menos, retrocedió demasiado. Sobre el final, una discutida mano de Cavallo le permitió a Cavenaghi desnivelar de penal.

› Por Adrián De Benedictis

La conmoción que provocó River en el mercado de pases había despertado mucha expectativa ante la primera presentación del actual campeón del fútbol argentino. Por ese motivo, el encuentro ante Chicago significaba el debut de un equipo catalogado como “combinado de estrellas”, con la ineludible misión de construir un equipo temible. Si bien fueron sólo tres las caras nuevas que mostró ayer, y teniendo en cuenta que fue recién el primer encuentro del torneo, el juego desplegado no fue diferente del exhibido en el Clausura pasado, y no le alcanzó para mostrar superioridad sobre los de Mataderos. La diferencia apenas se expresó con un penal sobre el final del segundo tiempo.
De salida, las miradas apuntaron rápidamente hacia el chileno Salas. El goleador arribó desde Europa, y su pasado exitoso en Núñez le da crédito para el futuro. Pero en la tarde lluviosa de ayer el ex Juventus no pudo expresar en la cancha todas sus virtudes, y sólo desequilibró en una jugada durante la segunda parte. Para colmo, en la acción más clara para convertir había quedado en posición adelantada por muy poco. Seguramente el hecho de no estar en su plenitud física le impidió desplazarse con más soltura.
El que también llegaba para ocupar un lugar clave era Daniel Montenegro. El ex volante de Independiente tenía la tarea de reemplazar nada menos que a la última alhaja de River, Andrés D’Alessandro. Sin poder adueñarse del andamiaje ofensivo del equipo, lo mejor que mostró Montenegro fueron sus remates de media distancia. Por ello, el respaldo del público también le dio margen para lo que vendrá.
El que mejor se adaptó en su primer día fue el rosarino Fernando Crosa. El marcador central fue uno de los mejores de su equipo, y pareció tener virtudes para hacer olvidar a Martín Demichelis. El defensor se entendió bien con Ameli en la zona central, y también cubrió con acierto los espacios que dejaba Zapata en la franja izquierda.
Pero ante tantos nombres, Chicago en ningún momento apostó a la mezquindad sino que, con un planteo ordenado, buscó neutralizar el poderío de River. El ahora equipo de Alberto Márcico casi siempre trasladó la pelota por el piso, y con un poco más de precisión en los metros finales hubiera complicado seriamente al campeón. Márcico eligió experiencia (San Esteban y Ramos fueron los centrales) para la zona defensiva, y más juventud (Huerta, Cavallo y Martínez) para el sector medio.
Después de un primer tiempo opaco, Tilger sorprendió con un cabezazo, pero rápidamente empató Pereyra por la misma vía. Y cuando llegaba el final, el penal convertido por Cavenaghi, por una mano de Cavallo, le permitió a River dar el primer paso con éxito.
Por ahora habrá que esperar para saber si este equipo responde, en la cancha, a las ilusiones que despierta su formación de ensueño.

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