La Argentina vivió en 2002 el peor almanaque que recuerde cualquier memorioso, con devaluación, pesificación, default, pobreza y desocupación incluidas. Pero, también con pocos antecedentes, el deporte gozó, en el concierto internacional, una temporada magnífica: el título de Las Leonas, la actuación de la Selección de Básquetbol en el Mundial de Indianápolis, Nalbandian en la final de Wimbledon, los records y las medallas de Meolans, la corona mundial de Narváez, el protagonismo del seleccionado de vóleibol en el Mundial o el campeonato de Pechito López en Europa sobran para justificar el título. Tanto, que hasta pudimos incluir el papelón de la Selección Argentina de Fútbol en el Mundial de Corea y Japón, sin que el cuadro perdiera brillo.