Por G.V.

Fernando Aren preside la Confederación Argentina de Deportes (CAD) desde hace doce años, integra la conducción del Comité Olímpico local (COA), es vicepresidente de la Federación Internacional de Sóftbol y acompañó como candidato a vicejefe de gobierno a Enrique Javier Martorell, en la fórmula del Partido Reconstrucción Republicana, una ignota lista que compitió en las elecciones porteñas el domingo 24. Este abogado que asesora en temas jurídicos a la Obra Social del Personal de Correos sostiene que, si lo hubieran consultado sobre quién debía ser el secretario de Deporte, “seguramente me habría inclinado por algún dirigente, aunque no necesariamente de las federaciones, asociaciones, y ni siquiera de la Capital Federal. Hay muy valiosos pensadores del deporte que están alejados del centro neurálgico del país. Quien ocupe el cargo debería saber de política deportiva y no ser un mero administrador”.
–Si su candidato era algún dirigente deportivo, ¿quiere decir que no lo conforman los nombres que se han mencionado hasta hoy, desde Gonzalo Bonadeo hasta Roberto Perfumo, quien será el nuevo secretario de Deporte?
–Si voy a ser sincero, diría que no. Carecen del perfil para esa posición, aunque espero que Dios ilumine al elegido. Como personas, me merecen el mayor de los respetos, eso no está en discusión. Pero es inédito que, a dos semanas del alejamiento de Germán Pérez, todavía no haya nadie designado oficialmente. Hay atletas pendientes de cobrar sus becas, los programas están estancados. Debería hacerse algo con eso. En cambio, sí digo que me parece muy buena la separación de Deporte del área de Turismo. La autonomía de la secretaría era necesaria.
–¿Qué debería hacer el Gobierno con el deporte de ahora en adelante?
–Hay que pensar con ingenio, y si no tenemos la inteligencia suficiente como para avanzar nosotros con nuestro pensamiento, miremos qué políticas implementaron los que saben hacer las cosas. ¿Qué hace Estados Unidos? ¿Qué hizo Cuba? ¿Qué está haciendo Brasil? Se requiere saber lo que hicieron ellos para ver si lo podemos incorporar a nuestro sistema deportivo.
–¿Cuál es su opinión sobre el desenlace que tuvo la crisis política en la Secretaría de Deporte con la salida de los funcionarios afines a Daniel Scioli?
–Pienso que fue una medida apresurada que no condice con las necesidades que tiene el deporte en este momento. Debería haberse mantenido la estabilidad frente a las consecuencias de los Juegos Panamericanos. Y, sobre todo, cuando teníamos a Víctor Groupierre, un coordinador con una experiencia muy valiosa en la provincia de Buenos Aires, porque había estado seis o siete años con Eduardo Duhalde. No es una defensa de él, pero sí de la estabilidad de funcionarios con tres meses en sus cargos y que fueron alcanzados por el remezón de una ola que no habían generado.
–¿Por qué tendrían que haber continuado si los resultados obtenidos en Santo Domingo fueron los peores en la historia de los Juegos?
–Es cierto, no fueron buenos, pero dependieron de factores que no ayudaron en nada. El presupuesto no fue importante y el desempeño de la delegación en los Panamericanos, en última instancia, es responsabilidad de las federaciones nacionales. Ellas son las que preparan a los atletas. La secretaría puede apoyarlos con becas, pero el esfuerzo de llevar a los deportistas en las mejores condiciones depende, reitero, de las federaciones.
–¿Y cuál es la responsabilidad del Comité Olímpico Argentino que usted integra?
–Tendría que cumplir una función más activa. Sólo se vuelca a la parte institucional, a la difusión de los principios olímpicos, seminarios y cursos, pero debería abocarse al desarrollo y afirmación del deporte de alto rendimiento.