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La hora de los pibes
Por Facundo Martinez
Por lo que se pudo ver en el pentagonal del verano que disputaron los cinco grandes del fútbol argentino –River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo–, el torneo Clausura que comenzará el viernes con el encuentro Racing-Colón tendrá un plus, que lo hará sin dudas más interesante y entretenido que en sus últimas ediciones. Para esta ocasión, los clubes no se precipitaron a agitar el mercado de pases con contrataciones destellantes, galácticas que le dicen, ni a emprender alocadas carreras para realizar el gasto más absurdo, y muchas veces injustificado.
Las esperanzas no descansan entonces en el regreso salvador de alguna gloria pasada, que tantas decepciones han producido; la apuesta principal es a los pibes, y a esos proyectos de los que muchos dirigentes se ufanaban pero que en realidad parecían haber caído en desgracia. Buscar a los futuros talentos del club entre los chicos de las divisiones inferiores es al fútbol como la cosecha a la siembra, algo tan natural que hasta ridiculiza las enormes cifras desembolsadas por los clubes en años anteriores para repatriar a los mismos jugadores que el fútbol europeo iba dejando afuera, sin chances de titularidad.
Meter mano en las inferiores para reforzar un equipo es un gesto de grandeza y entendimiento, tanto de los directores técnicos como de los dirigentes. Pero no sólo por la posibilidad cierta de que entre tantos juveniles aparezca algún genio de la pelota o se destape un crack en estado embrionario que dormía a la sombra de algún veterano cumplidor, sino por el reconocimiento que este gesto significa para los que día a día invierten su tiempo y su experiencia en la formación y pulido de aquellos representantes del fútbol por venir.
Este Apertura tiene a priori un condimento tan especial como necesario. En River, por dar algunos ejemplos, tendrán sus chances el central Cristian Nasuti, el volante Rubens Sambueza y el delantero José Sand, jugadores que fueron clave en las victorias veraniegas sobre Boca. En el conjunto de Carlos Bianchi asoman bien los volantes Pablo Ledesma y Neri Cardozo –sin contar, por supuesto, a Carlos Marinelli, el talentoso volante que Boca vendió al fútbol inglés antes de hacerlo debutar en Primera–. En la ofensiva de Racing, estarán Lisandro López y Gastón Fernández, dos que han dado mucho que hablar en el verano; en Independiente, habrá que seguir al lateral derecho Lionel Botaro. Mientras que Damián Luna, Walter Montillo y Roberto Cornejo, tres que fueron claros protagonistas en la obtención del pentagonal, tienen toda la confianza del entrenador Néstor Gorosito para conducir a San Lorenzo en la difícil lucha por el título.
No es garantido que estos chicos ofrezcan un rendimiento siempre ascendente. No son salvadores, son juveniles y van también por sus propias experiencias. Pueden sufrir altibajos, y el hincha, el entrenador, el dirigente, tendrán que tener paciencia. Las fichas de los grandes están puestas sobre los chicos, y es un acierto para sanidad de los clubes y para asegurar que esta compleja maquinaria de las divisiones inferiores no se detenga más ante la zoncera y el exitismo.
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