El ex técnico de Racing Angel Cappa logró, después de una paciente espera y muchos reclamos, que los dirigentes de Racing le pagaran con cheques diferidos el dinero que le adeudaban tras su desvinculación. Lo que no pudo lograr Cappa fue que le abonaran íntegramente lo que le debían porque le hicieron una serie de descuentos insólitos. En la liquidación final, le pasaron las facturas por las multas que Racing pagó a la AFA por salir tarde en los comienzos de los partidos o en los entretiempos; por las llamadas telefónicas que había hecho a Perú o a Chile por cuestiones vinculadas con la relación con jugadores del plantel como John Galliquio y Pablo Galdames, y por la rescisión del contrato de alquiler de la casa que ocupó en Buenos Aires mientras dirigió al primer equipo.
“No sé si las cosas se dan de esta manera porque Blanquiceleste está al borde de la quiebra o simplemente porque son tremendamente mezquinos, con alguien que confió mucho en ellos, que tuvo mucha paciencia y que ni siquiera reclamó el pago de los intereses por el pago atrasado de lo que le correspondía”, dijo Cappa a Líbero.