Por J.J.P.

El medallista olímpico Eduardo Guerrero, ganador junto con Tranquilo Capozzo de la última medalla de oro olímpica para Argentina, hace 52 años, pronosticó que los deportistas nacionales van a cosechar en Atenas “entre dos o tres medallas doradas”.
Guerrero, de 76 años, se mostró muy esperanzado en las posibilidades de Santiago Lange y Carlos Espínola en yachting, de José Meolans en natación y de los equipos de tenis, fútbol, básquetbol y hockey sobre césped. “Estoy convencido de que esta vez hay posibilidades muy grandes, especialmente en yachting, porque Espínola se va a ver beneficiado por las condiciones climáticas normales de Grecia. En Sydney el viento no fue el ideal para su estilo de navegación y sin embargo se quedó con la medalla de plata.”
Guerrero, que suele ser consultado por el periodismo en las inminencias de todos los Juegos Olímpicos, dijo al respecto: “Cada cuatro años me resucitan y después me mandan de nuevo al sarcófago”, pero confió en que este año “se acabe la sequía”, aunque después ya no va a tener gracia que lo entrevisten.
Atlético, bien plantado, deportista hecho y derecho, Guerrero continúa practicando remo, procurando quebrar records con el objetivo de incentivar a los más jóvenes a participar activamente. Crítico de la dirigencia deportiva, calificó como “lamentable” la cancha donde se entrenan los remeros argentinos, aunque vislumbró algún principio de intervención con la entrada en escena de Claudio Morresi, con quien estuvo dialogando hace un par de días.
Guerrero maneja una especie de museo itinerante, centralizado, en filmaciones que incluyen documentales ecológicos y películas para TV en cada una de las competencias en las que algún argentino consiguió una medalla de oro.
La última medalla dorada de Argentina, que Guerrero guarda “en algún lugar de la casa, no sé muy bien dónde”, se logró en el doble par, en los Juegos Olímpicos de Helsinki, Finlandia, en 1952.