Desde el otro lado de la línea, en Mar del Plata, se adivina por el tono que Julio Grondona está distendido. De vacaciones, sin urgencias, acepta hablar de un tema que, por sus silencios y sus palabras, toma con calma y hasta con cierta ironía.
–¿Qué opina sobre la resolución que firmó Claudio Morresi para democratizar las estructuras del deporte argentino?
–Nosotros, en la AFA, nos regimos por los estatutos de la FIFA. Fíjese si lo cambiamos y nos dicen: “Ah, bueno, jueguen entre ustedes”. ¿Qué quiere que le diga? Me parece bien, ¡muy bien! Además, es muy difícil que yo siga por más de ocho años. Tengo 74. A esa altura cumpliría 82...
–Pero ya lleva casi 26 en el cargo de presidente.
–Me causa gracia la resolución. Yo creo que un hombre tiene derecho a ser votado. El problema es que el estatuto de la AFA sale de la FIFA. Por ejemplo, si un gobierno interviniera una asociación como la nuestra, existiría un plazo de treinta días para que todo se normalizara. Si eso no sucede, la FIFA la desafilia. Además, ahí, el vicepresidente más viejo, como yo, se queda hasta que se muere.
–Pero la democratización de las organizaciones deportivas no implica una intervención como la que usted sostiene. Es abogar porque las autoridades se renueven cada cuatro años, con opción a un mandato más.
–En el fútbol, mientras viva y si Dios me da salud, voy a seguir. Aunque sea como delegado de Arsenal ante la AFA.
–Morresi se reunió hace un tiempo con usted. ¿Conversó con él sobre su propuesta?
–Sí, algo habló. Y me adelantó que su idea no era para mí.